Agencias
MÉRIDA, Yucatán.- La falta de estudios e información sobre la población del tradicional insecto peninsular conocido como maquech, podría poner en riesgo su presencia en los ecosistemas de la península, según estudios difundidos por la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), según informó Notimex.

El maquech es un insecto conocido desde hace siglos por los habitantes de Yucatán. Es un escarabajo (Zopherus chilensis) de la familia "Zopheridae", del orden Coleoptera.

Su talla corporal va de 34 a 46 milímetros de largo y 13 a 17 milímetros de ancho y se caracteriza por tener un exoesqueleto duro color arena, con pequeñas protuberancias negras, asemejando un aspecto moteado.

Las civilizaciones prehispánicas, como la mexica, maya y zapoteca usaban insectos como alimento, medicina, ornamento o artesanía, en el caso del maquech, su principal uso es el ornamental.

La leyenda del Maquech 

Su comercialización está ligada a una antigua leyenda maya que cuenta la historia de "Cuzán", que se supone era una hermosa princesa de esa etnia, hija preferida de Ahnú Dtundtunxcaán, el gran señor que se sumerge en el cielo.

Cuando Cuzán tuvo edad para el matrimonio, su padre concertó la unión con el hijo del Halach Uinic (gran señor) de la gran ciudad de Nan Chan, el príncipe Ek Chapat, futuro señor del reino.

Cuzán aceptó la elección de su padre, pero un día, al regresar de la guerra, el rey vino acompañado de un hermoso joven llamado Chac pol, (cabeza roja).

Se enamoraron y juraron no olvidarse nunca para amarse bajo la ceiba sagrada, donde los dioses escuchan las plegarias de los mortales.

Todos en la ciudad sabían que Cuzán estaba prometida, por eso, cuando el rey supo que Chac pol era el amante de su hija ordenó su ejecución.

Cuzán le suplicó que le perdonara la vida, pero todo fue en vano. El día señalado Chac pol fue pintado de azul para la ceremonia del sacrificio y fue llevado hasta el atrio del templo.

Cuzán volvió a pedir a su padre que no lo sacrificara, prometiendo que jamás lo volvería a ver y que aceptaría con obediencia ser la esposa del príncipe de Nan Chan.

Después de consultar con los sacerdotes, Halach Uinic le perdonó la vida, bajo la única condición de que su hija se encerrara en sus habitaciones. Si salía, Chac pol sería sacrificado.

En el silencio de la noche, la princesa fue llamada a presentarse ante el Halach Uinic. Cuando llegó a los patios del templo sus ojos buscaron los de su amado. Tembló al pensar que lo hubieran sacrificado, preguntó a su padre, quien sólo sonrió.

Un hechicero se le acercó ofreciéndole un escarabajo y le dijo: "Cuzán, aquí tienes a tu amado Chac pol. Tu padre le concedió la vida, pero me pidió que lo convirtiera en un insecto por haber tenido la osadía de amarte".

La princesa Cuzán lo tomó y le dijo: "Juré nunca separarme de ti y cumpliré mi juramento".

El mejor joyero del reino lo cubrió de piedras preciosas y le sujetó una de sus patitas con una cadenita de oro. Ella lo prendió a su pecho y le dijo: "Maquech, eres un hombre, escucha el latido de mi corazón, en él vivirás por siempre".

Esta práctica aún sigue vigente en Yucatán, donde persiste el uso de ejemplares de ese insecto como artesanía que son recolectados y se le incrustan piedras de colores y piezas de bisutería, lo cual, junto con la leyenda, lo hace muy atractivo tanto para personas residentes como para los turistas.

Sin embargo, a pesar de que esta tradición es ampliamente conocida, y sigue vigente los aspectos y detalles del maquech, como ser vivo son poco conocidos y la realidad de su población es ignorada.

Estrategia para no acabar con su población

En ese sentido, el especialista en manejo de recursos naturales tropicales Jesús Valentín Miss Domínguez, expuso que es necesario integrar todos los estudios que se tengan de la especie para construir estrategias de manejo que permitan continuar su aprovechamiento a largo plazo, sin acabar con su población.

"En la región no se han realizado estudios sistemáticos sobre manejo o aprovechamiento del insecto, no se cuenta con datos certeros sobre la extracción, estado de conservación del entorno natural y hábitat particular donde se recolecta a la especie", detalló.

En su trabajo "El maquech, qué se sabe de esta especie", publicado en la revista "Bioagroeciencias" de la UADY, indicó que son pocas las sugerencias relacionadas a la explotación de este recurso natural por parte de los propios recolectores.

"Es necesario conocer y realizar estudios poblacionales en las zonas donde se recolecta, principalmente para plantear estrategias de aprovechamiento sustentable que eviten el colapso de su población y la extracción comercial, así como determinar tasas y límites de captura", subrayó.

Además, se requiere caracterizar y analizar las posibles amenazas al hábitat local que puedan generar cambios en la abundancia de la especie y afectar económicamente a las familias que se sustentan de la recolecta del insecto.

"A pesar de que anualmente se comercian muchos ejemplares adultos, no se sabe cuál es el valor real de este insecto, no sólo como artesanía, sino como recurso natural sujeto a extracción", agregó.

Algunas observaciones en campo, sugieren que la derrama económica derivada de su compra y venta, así como la rentabilidad de su actividad, son importantes para el ingreso y manutención familiar de los involucrados en su comercio.

Por ello, la necesidad de profundizar en el tema, principalmente en aspectos relacionados a la oferta y demanda, así como un diagnóstico de participación social entre los diversos eslabones que convergen en la cadena productiva de la explotación del maquech, finaliza el estudio.