'El teatro es mi vida'

Madeleine Lizama 'Candita' cumplió en abril un año más de vida en el teatro regional.

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Madeleine Lizama (foto), alias 'Candita' lleva más de 300 obras de teatro regional, heredó a sus nietos el gusto por la dramaturgia. (César González/Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
“El teatro es mi vida”, expresó la primera actriz Madeleine Lizama con la mirada de ensueño y tras un suspiro profundo como el de los enamorados.

También conocida como Candita Puc y May, su nombre artístico de teatro regional, renueva sus votos con el escenario en cada obra desde hace 48 años, en los que ha construido su carrera, amistades y una relación estrecha con un público que le sigue obsequiando ovaciones de pie, como agradecimiento a los buenos momentos, de risa, drama y reflexión.

El pasado 21 de abril sumó un año más a su trayectoria fecunda, vigente. En su currículum figuran más de 300 obras, tanto del género regional como formal.

Este sábado y domingo se presenta en el teatro de La Rendija  con “Alrededor de las anémonas”, de Juan García Ponce, bajo la dirección de Juan Ramón Góngora. En agosto estrenará el monólogo “Nefestitis”.

“Yo siento que la satisfacción más grande que puede tener un artista es el aplauso del público porque les gusta tu trabajo”, apuntó.

Vocación temprana

A los cuatro años, mientras otros niños juegaban a ser el astronauta, bombero o futbolista, Madeleine estaba tomando la decisión más importante de su vida, quería estar en un escenario. Esto derivado de su primer encuentro con un espectáculo de muñecas en Peto, que la cautivó y encendió el deseo de ser artista, aunque en ese momento no sabía exactamente qué significaba.

“Desde ese momento sabía que quería estar ahí, en alto, con luces, adornado…la idea se me quedó y en la refresquería de una tía me ponía a bailar, tomaba su cochinito (alcancía) que le faltaba una oreja y con la pata rota, y al final de mi intervención, pasaba con la alcancía, pidiendo una cooperación para llevarlo al hospital. Mi mamá pasaba unas vergüenzas, me decía: cómo se te ocurren esas cosas, mientras mi tía la aconsejaba que me dejara, que era una niña, era normal”, recordó sonriente.

Desde niña aprovechó todas las oportunidades para estar en el escenario, en bailes, festivales, obras de teatro y concursos de baile del género a go go, en los cuales siempre resultaba victoriosa. Su participación sobresaliente y un compañero Erick Ortega, la invitó al teatro para ser parte de un grupo dancístico, debutó en el teatro “Fantasio” en 1967 bailando a go go, esto durante tres días de funciones, viernes, sábado y domingo, tres días después tocó a  su puerta su destino.

“El miércoles después de mi participación llegó a mi casa don Héctor Herrera ‘Cholo’, porque estaba buscando chicas para el cuerpo de baile, mi madre no quería darme permiso, pero intervino mi tío y le dijo: déjala, total al rato se le quita”, expresó y agregó que el amor por el escenario no se le quitó, sino que se prolongó 48 años. 

De esta manera su primera intervención formal en escena fue el 21 de abril de 1967 en el teatro “Fantasio”, en Mérida, cuando tenía 15 años, como parte de la compañía teatral de la familia Herrera.

Su madre Elsa Ávila Ávila (+) quiso que fuera maestra, pero Madeleine se reusaba y confirmó su rechazo cuando en secundaria le tocó cuidar a niños de primaria y un alumno le tiró un borrador y ella reaccionó regresándole el proyectil, luego de una acalorada discusión y de terminar su turno, le reiteró a su madre que esa no era su vocación y respetaba mucho a los profesores por aguantar a niños problema.

Ahora, con una sólida carrera, la vida le cumplió el sueño a su madre, porque Madeleine  imparte talleres sobre teatro regional a jóvenes en diversas colonias de Mérida.
Nace su alter ego: Candita Puc y May.

Luego de su entrada al teatro a través del baile, comenzó a tener éxito dentro de la compañía de teatro de los Herrera, pero le hacía falta algo, un nombre artístico para el género regional. De esta manera tras una charla franca de don Mario Herrera “Sacuja”, la bautizó en 1974 con el nombre de Candita por su rostro cándido y tierno.

Pero fue hasta 1978 cuando el nombre de su personaje se completó, cuando en un estudio donde grababa  chistes y bombas con Cholo le pidieron usar apellidos para los créditos del disco. Héctor Herrera ya tenía el suyo: Dzípiris, y le sugirió “Puc” y ella lo completó con “y May”, así Candita padre y madre.

Retos y satisfacciones

Aunque en su carrera se ha destacado por su trabajo en la comedia, también ha figurado en el teatro formal, desde 1986 cuando hizo su primera obra de corte serio en el Teatro José Peón Contreras, en la puesta “Los amores criminales de las vampiras morales”, bajo la dirección de Tomás Ceballos al lado de Dulce María de las Virtudes González Flor, mejor conocida como Birma González.

Esta obra significó uno de los retos más significativos en un momento en el que estaba dedicada a la comedia regional. 

En su paso por la compañía de los Herrera, hizo programas de radio y televisión, giras en México y Estados Unidos, así como apariciones campañas publicitarias.

Madre coraje fue la obra que marcó su vida actoral, así como La celestina, Coreografía, El hombre de la mancha, en la cual perdió más de 20 kilos para el personaje de Dulcinea, y Mis amores.

El principal sacrificio durante su carrera artística fue compaginar su maternidad y carrera, porque tenía que reducir las horas de atención a sus hijos Ricardo Adrián y Andrea Madeleine, pues trabajaba casi 12 horas al día en los escenarios y giras con compañías teatrales. Además, desempeñaba el rol de padre y madre al mismo tiempo.

Sin embargo su hijo y su nieta Elsa Adriana heredaron su amor por el teatro y se dedican a la actuación.

Su experiencia y creatividad las ha reflejado en sus tres obras originales, dos en conjunto y una de su autoría: “Entre huiros y gachupas” y “Entre huiras y algo más”, así como “A mi raza con honor”, respectivamente. Desde 1984, la intérprete participa dando vida al personaje de la Calavera Mestiza en la obra “Delirio teatral”

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