El viacrucis de estudiantes para abordar transporte

Prefieren pagar la tarifa única de seis pesos a esperar a que algún chofer de las unidades donde aplica el descuento les dé parada.

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Una de nuestras reporteras abordó autobuses de varias rutas de la ciudad. (Milenio Novedades)
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Alicia Carrasco/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Delgada, de estatura baja, vestida como estudiante y aún con su credencial de la universidad de la cual egresó hace unos meses, una de nuestras reporteras abordó autobuses de varias rutas de la ciudad para conocer en carne propia lo que padecen los portadores de las credenciales de descuento. Este es su relato:

La espera, la contaminación, el ruido y el clima son un suplicio para los usuarios del transporte público en Mérida... Para este reporte, empecé por elegir al azar una calle, fue la 62 con 45, de un miércoles a las 12:30 horas. Un grupo de estudiantes de preparatoria de una escuela situada en ese punto estaban contentos porque no asistió su maestro y se adelantó su hora de salida. Pero de nada les sirvió, porque los autobuses y las combis de la ruta Pensiones no les daban parada.

–Es un problema de todos los días, por eso preferimos pedir la parada a los que vienen con las ventanas polarizadas y tienen aire acondicionado. Ellos ya saben que pagaremos seis pesos –explicó uno de los muchachos.

En el trayecto, el operador de esa unidad ignoró a varios estudiantes que pedían parada. Veloz, el chofer sólo daba el servicio a personas de edad madura, sin aspecto de estudiante o persona de la tercera edad.

Durante los recorridos, la mayoría de los estudiantes reconoció que no tramita su credencial porque el servicio de transporte urbano es pésimo y, con esas micas, aunque ahorran tres pesos, pierden mucho tiempo en espera de que algún camionero o “combista” respete ese subsidio.

“En varias ocasiones, yendo a la universidad o a diferentes puntos de la ciudad, los camioneros, al ver un grupo de estudiantes o divisar la credencial de descuento, no hacen parada. Deberían elevar la vigilancia, al menos en los paraderos, para llevar un correcto control”, se quejó un alumno del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM).

Pero no es necesario ser estudiante para padecer las deficiencias en el servicio, dijeron. Muchos conductores manejan de forma irresponsable, se “vuelan” altos, hacen paradas a media calle, hablan por teléfono celular mientras manejan o escuchan música con elevado volumen y, aún así algunos se quejan de que son “víctimas” del acoso de mujeres.

Como parte del recorrido se constató que las unidades se encuentran en mal estado; muchas hacen demasiado ruido y es notorio que les urge mantenimiento.

Los conductores no tienen el cuidado de cerrar las puertas mientras circulan, a veces sólo lo hacen cuando ven policías, pero luego las vuelven a abrir. Tampoco realizan un alto total para que el usuario suba o baje.

En algunos casos las unidades van vacías y los operadores no hacen parada hasta ver un grupo grande de gente, y en otras ocasiones van con demasiadas personas y siguen subiendo. Los autobuses no son suficientes, y a veces tardan horas en pasar en determinados sectores.

Otra queja de los estudiantes es que para la reposición de la credencial deben acudir a la Dirección de Transporte, ubicada en Periférico. “En cuanto a los inspectores de boletos, brillan por su ausencia. Casi nunca los he visto en los tres años que llevo estudiando en esta ciudad”, señaló un joven.

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