Egresada de la Anáhuac Mayab dio un gran paso en el negocio del calzado

Vinculada con artesanos zapateros de Yucatán, Dennisse Mildreth Domínguez desarrolla una idea en la que combina el paliacate en la alpargata.

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“Inspírate de los grandes pero nunca copies”, dce Dennisse Mildreth Domínguez. (José Acosta/Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Dennisse Mildreth Domínguez, egresada de la Universidad Anáhuac Mayab, encontró en las megamisiones de escuelas católicas la oportunidad para emprender a paso firme, al crear un modelo de zapato cómodo que integraba el paliacate como elemento simbólico de estas labores propias de Semana Santa.

La propuesta se volvió viral en las redes sociales y logró captar la atención no sólo de los estudiantes y familias misioneras sino del público en general, lo que dio como resultado su firma DMD, un juego de letras que evocan su nombre y el lema en inglés “Dare to make a difference” (Atrévete a ser diferente).

La manufactura y diseño de calzado lo realiza con el apoyo de artesanos yucatecos, a quienes integra al trabajo para apoyar la creación de fuentes de empleo dignas y salarios justos.  

 

¿Cómo nació tu proyecto?

Dirigiendo un proyecto, decidí regresar a Mérida a tomar unas vacaciones, ciudad donde estudié mis últimos dos años de carrera y de la cual me había enamorado. Aquí conocí, mientras estudiaba, un proyecto de la universidad para apoyar a los pueblos artesanales zapateros, cooperaba indirectamente.

Sin embargo, la vida me regresó a Mérida y casualmente mi hermano también se involucró en un proyecto zapatero para la universidad, así fuimos juntos por primera vez a conocer los famosos talleres artesanales.

Me apasioné por la idea de buscar con ellos soluciones, a los pocos días casi de la nada vino a mi mente una idea de diseño de calzado, pues estaban cerca las misiones a las que asistí toda mi infancia y juventud, lo que también reforzó en mí el gusto por el servicio comunitario, y donde todos tienen un uniforme peculiar con un paliacate, y eso fue que lo que apliqué a un zapato que ya estaba de moda, la alpargata.

En poco menos de un mes, antes de dichas misiones, hice la prueba con uno de los zapateros del pueblo y se logró, publiqué una foto en Facebook y la compartí en Whatsapp y fue automáticamente viral, por la euforia que esa semana misionera causa a muchos jóvenes de todo el país y en días tenía un pedido enorme para surtir en todo México, y lo logramos a marchas forzadas enviando a más de 12 ciudades y a Brasil en el primer intento y más me apasionó.

Ahí descubrí la oportunidad de negocio, la capacidad de respuesta, la logística y mi pasión por el diseño comenzó a dispararse al igual que mi pasión por la producción.

¿Cómo lograste pasar de la idea a fundar tu marca?

Recuerdo que ese año no le pusimos marca a los primeros zapatos porque fue muy rápido, usamos un logo que mi hermano estaba creando para su proyecto de la universidad. 

Poco después quería probar hacer otros productos y decidí realizar una cartera que ya conocía, pero era casi imposible conseguir en México y esto me llevó a buscar y conocer muchos talleres… Esta cartera me obligó a pensar en una marca, pues desde las primeras muestras mis amigos querían comprarlas. La ya conocida Magic Wallet by DMD o Cartera Mágica.  

Cabe mencionar que no seguí haciendo zapatos hasta el siguiente año, la nueva temporada misionera, y ya después continué. 

¿Cuál consideras  que es el valor agregado de tu proyecto?

Es un proyecto inspirado en la responsabilidad social, la calidad y moda-diseño. 

Es difícil vender moda cuando le falta algo de estos elementos, en nuestro caso el confort nos distingue y seguiremos mejorándolo. La calidad de los productos que utilizamos dan por resultado un producto presentable, llamativo, diseño de vanguardia y a un costo accesible, aparte que tenemos la ventaja de personalizar tu calzado a tu gusto en colores, materiales etc. Esto lo encuentras también en otras marcas, pero a costos elevados.

¿Cómo fue tu proceso de financiamiento?

Comencé  mi proyecto con 250 pesos los cuales los usé sin dudar para comprar los materiales que servirían para las primeras muestras, de hecho tuve que hacer un pie de un color y el otro de otro color, mi ventaja fue que sólo hice pedidos pagados, todos los zapatos que hice esa primera misión fueron bajo pedido, todos depositaron sin dudar y esperaron 15 días que nos llevó la producción.  Poco a poco fue creciendo la bola de nieve que me permitía hacer más muestras, probar materiales nuevos.  Mucho tiempo después me atreví a pedir apoyos a diferentes dependencias, hasta el segundo año me apoyó  la Sefoe para que asistiera a un curso internacional de calzado, siendo la única de la ciudad.

¿Qué valor le das al equipo de trabajo, qué tan importante es saber quién formará parte? 

Los más importante hasta el momento en mi empresa son mis artesanos, los cultivo frecuentemente mejorando su taller, buscando herramientas más adecuadas teniendo convivencia, conociendo sus historias, no son trabajadores de DMD, son mi equipo de trabajo, me interesa que crezcan conmigo, me encargo de reconocer su trabajo desde mis redes sociales, cuando tengo oportunidad de algún otro medio de comunicación masivo, les hago ver que su oficio es una tradición que enriquece a una cultura y quiero que se vuelvan a apasionar por hacerlos. 

 ¿Cómo te asesoras para que el negocio funcione correctamente?

Asisto constántemente a cursos y congresos de negocios de calzado, ferias, fábricas de amigos, y cuando me vi un poco limitada en mis conocimientos, entonces metí mi proyecto a la incubadora de negocios de mi universidad (Anáhuac Mayab) en el Parque TecniA (trabaja en coordinación con Startup México campus Mérida). También pido consejo de gente que tiene grandes empresas, gente que ha tropezado, soy parte del programa “Mentoring” de la incubadora y también intento estar presente en “networking” de varios programas.

¿Cuáles son los siguientes pasos para tu negocio?

Buscamos participar en la Semana de Yucatán en México, queremos representar dignamente a todos los artesanos de Yucatán con nuestro producto. Comprar nuevas máquinas que perfeccionarán nuestra fábrica para buscar exportar el próximo año y seguir con nuestro objetivo firme que es revivir el clúster de calzado de Hunucmá. 

Lección de vida

Como lecciones he aprendido que un emprendedor no necesita dinero, necesita pasión, y que hacer el bien también puede ser crear empresas que beneficien a muchos. Debe existir una combinación perfecta  para un producto, que es la flexibilidad, calidad y precio. Detrás de un “no se puede” hay un “no sé hacerlo”, pero estoy dispuesto a aprender o descubrirlo;  pide ayuda siempre que lo necesites.  

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