Las experiencias paranormales de un cazador

Sus oídos escucharon relatos de la mujer de negro y el 'huay peek', pero sus ojos fueron testigos del 'mal viento'.

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Un perro con rasgos de humano vio un cazador en montes de Izamal. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hoy les presentamos una carta que nos envió don Gímer Pech Lavadores, quien afirma que ha vivido varias experiencias paranormales principalmente en los montes de Yucatán, debido a que fue cazador por muchos años.

Don Gímer, quien actualmente tiene 63 años de edad y radica en Mérida, comenta que toda su infancia y adolescencia la pasó en su natal Izamal, donde desde pequeño tanto su papá como su abuelo le enseñaron el “arte” de la cacería: “Cuando el venado abundaba y no estaba en veda”, dijo.

“Estuve por más de 25 años metido en la cacería, y durante todo ese tiempo nos tocó escuchar muchas historias de espantos que nos platicaban mis tíos, que también acostumbraban cazar.

“Lo que sí es cierto es que dependiendo de quien nos contara la historia le creíamos o no, ya que había varios que acostumbraban a exagerar demasiado las cosas y sólo le creíamos la mitad de lo que nos decían.

El tío que nunca mentía

“El que sí era la ley en este tipo de cosas era nuestro tío Aurelio, quien era el mayor y que nunca mentía, era una persona seria y hasta un poco escéptica, así que cuando nos platicaba algo, pues era más creíble.

“Dos cosas son las que se me quedaron grabadas en mi mente de lo que nos platicaba, la vez en que en montes de Tahmek vio a una mujer de negro que se le acercó y vio cómo levitaba, ya que sus pies no tocaban el suelo cuando avanzaba, y el caso de un ‘huay peek’ que vio cuando huía en pleno monte.

“Del primer caso dice que tenía 29 años de edad, estaba en plena batida y de pronto vio a la mujer a unos 100 metros, en un instante ya estaba a la mitad del camino y en un momento más ya la tenía a menos de cinco metros de distancia, ella lo vio pero lo ignoró, por ello cree que no era la Xtabay y que siguió de largo; tal y como suele ocurrir en ocasiones, tuvo tres días de fiebre pero pudo sobrevivir para contarlo.

“En el caso del ‘Huay peek’, dijo que lo vio en Izamal en otra ocasión en que estaba de cacería, y lo vio también de cerca porque estaba encima de un árbol y de pronto vio un perro enorme que estaba haciendo unos bramidos muy raros, como si fuera otro animal, y se dio cuenta que tenía rasgos humanos; nos comentó que quizás estaba a punto de transformarse de nuevo.

“Cuando otros de mis tíos le decían que a lo mejor lo que vio era simplemente un perro enorme, se quedaba serio y decía que jamás se confundiría con algo así y que sus ojos y su cerebro no mentían.

“Mi tío, por desgracia, murió hace cinco años, pero siempre fue muy respetado y querido por su familia y amigos, por lo que no ponemos en duda lo que le tocó ver.

Con sus propios ojos

“Ahora bien, en mi caso, lo que he visto con mis propios ojos, que nadie más me contó, y que puedo afirmar con toda objetividad, fue una experiencia que tuve a finales de los años ochentas, cuando estaba de cacería en montes de Tunkás, pues habíamos ido a pasar un fin de semana en casa de unos compadres y decidimos hacer lo que tanto nos gusta y que ya tenía tiempo que no hacíamos.

“En un momento dado, mientras estábamos de regreso, sentimos un viento muy pero muy fuerte, como si fuera un huracán, mi compadre me decía que nos tiráramos al piso, que era el mal viento, pero yo le dije que no podía ser ya que eso se daba a las 12 de la noche y eran las cuatro de la mañana.

“El caso es que el viento era muy fuerte y en una sola dirección, muy raro, como si un animal o entidad invisible estuviera viniendo corriendo y derribando todo a su paso, pues se alcanzaba a ver cómo se rompían los gajos y algunos troncos de unos árboles, pero solo en una dirección, si fuera el viento se rompería o movería todo al mismo tiempo, por fortuna no nos pasó nada y pude vivir para contarlo, jamás en mi vida había visto algo igual ni lo volví a ver”, finalizó.

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