El brujo que se transformaba en pájaro para robar

Increíble historia de un joven hechicero del Siglo XIX, que tenía la capacidad de convertirse en ave, ha sobrevivido hasta nuestros días.

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Fachada de la casona donde vivió el Huay coot en Yaxcabá. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- “Huay coot” significa “brujo pájaro” y de acuerdo con las costumbres del Mayab, así se les decía a los antiguos hechiceros que tenían el don de convertirse en aves; de hecho, se sabe que varios de ellos se aprovechaban de ese poder para cometer fechorías, tales como robos en sitios lejanos para después huir volando.

En al menos cuatro poblados de nuestro estado (Tixkokob, Peto, Umán y Yaxcabá) se han registrado casos de brujos “Huay coot” que robaban en diversos lugares para surtir tiendas. Hoy hablaremos del caso más famoso de todos ocurrido precisamente en el último municipio mencionado.

Y es famoso porque aún existe la casona donde vivió este ser del Mayab. Le llaman “La casa de las mil columnas” o “la casa del Huay Coot”, y se ubica a escasos metros del Palacio Municipal y la iglesia principal de Yaxcabá, justo frente a un cenote.

Curiosamente, por cuestiones de trabajo pude entrar a esta casa hace más de 15 años y hablar con la dueña, pero en ese entonces mis labores profesionales no tenían nada que ver con los fenómenos paranormales, fue hasta una década después que regresé exclusivamente a ese sitio para realizar la investigación sobre el brujo que se convertía en pájaro.

Entrevista esclarecedora

En aquel año 2008 entrevisté a la propietaria de la casona, la señora María Rodríguez Sierra (pariente de Justo Sierra O’Reilly), quien me confirmó que en el siglo antepasado, cuando existía la esclavitud, un hacendado era el dueño de esa casona, que era una de las tiendas más prósperas de toda la región.

Tenía un empleado de confianza cuyo hijo –de nombre Marcelo- desde muy joven estudió magia negra y se convertía en Huay coot. Este le ofreció al hacendado traerle la mercancía que le solicitara a un mejor precio.

El propietario aceptó, pero con la condición de no darle anticipo, ya que desconfiaba y creía que el joven podía huir con el dinero, por lo que Marcelo, al no tener dinero para invertir, decidió robar todo el producto para venderlo al encomendero y así obtener la totalidad de las ganancias en un negocio redondo.

Para su desgracia, luego de meses de hacer el lucrativo negocio, fue descubierto por los dueños de los almacenes donde robaba y casi fue linchado; de poco le sirvió convertirse en pájaro y emprender el vuelo, ya que fue herido seriamente.

Solo así dejó de dedicarse a robar –lo había hecho durante años-, pero como fue reconocido por varias personas decidió huir a sitios lejanos, tras una investigación y rastreo a fondo descubrí que fue a radicar a una hacienda henequenera de Motul, donde se le perdió el rastro y, al parecer, ya no volvió a cometer sus fechorías, pues no hay reportes policiacos al respecto, sólo se dedicó a trabajar honradamente, muy posiblemente debido a que sentó cabeza después de casarse con una joven que conoció en ese municipio.

Poco después de la entrevista, doña María, quien vive en esa casona por herencia de sus abuelos, me mostró a detalle los sitios donde acostumbraba estar el Huay coot mientras vivió y trabajó en esta casa; de hecho, hacer el recorrido ahí fue como retroceder en el tiempo, ya varias partes están tal y como en aquella época. 
Desgraciadamente, un año después de la entrevista falleció nuestra anfitriona y la casa fue puesta en venta por sus herederos… Pronto estaré ahí de nuevo haciendo una nueva investigación.

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