El brujo que se convertía en 'pavo'

'Esa noche se quedó esperando hasta las 12 de la noche, cuando de pronto escuchó un ruido que venía desde lejos'...

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No sólo con el clásico “Huay keken” te puedes topar en un cementerio, también con “pavos brujos”. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hace unos días recibí un correo electrónico de un vecino de Temax, quien afirma que en el cementerio vio a un “pavo” rondando entre las tumbas y que tenía un comportamiento extraño; la única historia parecida al respecto que he escuchado es la que en una ocasión platicó la Cynthia Lorena Cimé Ku quien, a su vez, se enteró por su abuelo.

La leyenda habla sobre unos brujos que existían en su comunidad (Tekit), los cuales eran malos, ya que muchas veces se dedicaban a hacer maldad a la gente por simple placer. El señor Pedro Ku Ix (abuelo de Cynthia) contó que cuando estaba joven, tenía amistad con un señor, que le relató que en una noche, mientras él y su esposa dormían, escuchó un ruido en la cocina, pero al salir a ver qué sucedía no encontró a nadie y no le dio importancia.

Al día siguiente pasó lo mismo que la otra noche, pero esta vez ocurrió algo, porque cuando el señor salió a investigar otra vez, vio que toda su comida estaba regada y el resto que quedó ya se había echado a perder. Todos los días era lo mismo hasta que un día un señor que pasaba por su casa del amigo de mi abuelo, escuchó del aquél hombre decir:

-¿Será que tiene esa hierba para hacerse brujo?, porque esta noche debo salir a pisotear comida.

Fue entonces cuando el cuate de mi abuelo se dio cuenta o sospechó de aquél señor, así que él dijo que esa noche solamente lo espiaría para ver que era esa cosa que jugaba con la comida. Y así lo hizo, esa noche se quedó esperando hasta que dio las 12 de la noche, cuando de pronto escuchó un ruido que venía desde lejos. El señor se escondió detrás de unos bloques que estaban cerca de una mata de naranja. 

Perdidos en la oscuridad

Cuando por fin ya estaba cerca, el señor pudo ver con claridad un pavo gigante, el cual no venía solo, sino que tenía cinco acompañantes más (eran pavos normales). El líder era el más grande, el cual se subió a la mesa y como allí estaba la olla de comida, le quitó la tapa y empezó a jugarla. El señor no podía creer lo que estaba viendo. 

A la mañana siguiente se lo contó a mi abuelo, quien le dijo que fuera con un señor de Tekit para que le diera unas hierbas para que pueda enfermar o matar a ese “dizque animal”. Así lo hizo, fue allá y se lo dieron. Pasó toda la tarde preparando todo lo que le había recomendado hasta que llegó la noche.

El señor ya sabía la hora en que tenía que aparecer esa cosa. Dieron a las 12 de la noche, cuando de pronto se escucharon los ruidos que hacían los pavos. Cuando ya habían llegado a la casa a hacer de las suyas, el señor preparó su escopeta (tenía metido las balas con aquellas hierbas).

El pavo grande se había subido a la mesa y estaba a punto de quitar la tapa de la olla, cuando el señor le disparó; el supuesto pavo cayó al piso, y sus acompañantes, al ver esta escena, huyeron y se perdieron entre la oscuridad. 

El pavo gigante tuvo que huir , con esa horrible herida, con tal de que no lo maten. A la mañana siguiente, los vecinos contaban que un señor había muerto por causa de un balazo, fue entonces cuando el señor se dio cuenta que había matado al brujo, pero la mayoría de los pobladores sabían que era un brujo y no le dieron importancia, finalizó.

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