Taxista llevó de pasajero a un duende

'Ya no supe qué hacer con él... me dio miedo tirarlo porque sé que eso puede ser malo'.

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Un duende parecido al de esta foto se encontró en el interior del vehículo el taxista que hizo un traslado a Temax. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- En los últimos meses hemos publicado entrevistas con tres taxistas quienes han contado sus historias paranormales o de terror; de hecho desde que publicamos la primera entrevista a finales del año pasado, muchos trabajadores del volante empezaron a contactarnos porque querían platicar los sucesos que han vivido y que a juicio de ellos les han puesto “los pelos de punta”.

Hoy les presento uno de esos casos, el cual le ocurrió a un taxista oriundo de Temax, quien actualmente radica en la ciudad de Mérida; nos comenta que por temor a las burlas prefiere omitir su nombre, ya que cuando le ocurrió esa experiencia, muchas de las personas a las que lo platicó se burlaron de él pues no le creían.

“Bueno yo tengo más o menos diez años dedicado a esta labor de taxista, mayormente los servicios son en Mérida o en municipios cercanos como por ejemplo Kanasín, Conkal y Umán, no soy muy dado de alejarme pues tengo miedo de los asaltos, ya que así le ha pasado a mi tío quien también era taxista”.

“El caso es que en el año 2011, me pidió servicio una persona de Temax, municipio que está a unos 70 kilómetros de distancia, algo lejos como para ir hasta allá, sin embargo tomando en cuenta que es mi pueblo natal y ya tenía varios meses que no iba decidí dar el servicio, además, el señor al que iba a llevar me dijo que era pariente de un conocido mío, así que esto me dio confianza y tras acordar el costo del traslado me fui hasta allá”.

“El viaje ocurrió sin contratiempos, platicamos poco en el camino, el caso es que lo llevé a la casa en donde me dijo, me pagó y nos despedimos amablemente, eran más o menos las cinco de la tarde y como aún era temprano decidí pasar un rato a casa de mis abuelos y tíos, estuve más o menos tres horas hasta que a las ocho aproximadamente me despedí para regresar a Mérida”.

“Cuando llegué a mi casa de pronto me doy cuenta que en el asiento trasero había una bolsa de plástico de esas de supermercado con algo dentro de ella, enseguida supuse que era de la persona a la cual le había dado el servicio a Temax, pues ninguna otra persona se había subido al taxi, además estaba en la parte trasera, justo donde él había puesto sus cosas”.

“Me puse a pensar y no supe que hacer más que esperar, no podía ir de nuevo hasta Temax y tampoco tenía el teléfono de esa persona, pero como le había explicado en que parte del pueblo vivían mis abuelos pensé que a lo mejor al darse cuenta de que le hacía falta su bolsa iría a solicitar mi número de teléfono para así ponernos de acuerdo”.

Encerrado en un ropero

“Entonces bajé la bolsa, la dejé en mi cuarto y justo en la noche cuando ya me había acostado empiezo a escuchar cómo la bolsa empezó a sonar fuerte, como si estuvieran tratando de abrirla, me causó un poco de miedo, pero me levanté, prendí la luz y veo que en efecto era la bolsa y aún alcancé a ver cómo se movía y ya después quedó quieta, como si eso que estuviera ahí hubiera reaccionado a la luz”.

“Abrí la bolsa con mucho cuidado, a través de una regla que tenía pues pensé que a lo mejor era un animal o algo así y para mi gran sorpresa me doy cuenta que es un muñeco, como un duende, que tenía hasta su gorrito, estaba envuelto en una tela roja y créanme que en ese momento sentí una especie de escalofrío en todo el cuerpo, nunca antes había sentido tanto miedo, se erizó todo mi cuerpo”.

“Decidí encerrarlo en un ropero, ganas no me faltaron de tirarlo a la calle pero que tal y luego el dueño me reclamaba, y no estoy loco créanme que al meterlo al ropero empezó a sonar, como si se estuviera moviendo, no pude dormir esa noche”.

“Por desgracia para mí, el dueño nunca me llamó ni me contactó, llamé a mi familia de Temax y me dicen que nadie fue a preguntar; hasta un año después regresé al pueblo y decidí ir a esa casa, pero me dijeron que esa persona ya no vive ahí”.

Posible protector

“El caso es que ya no supe qué hacer con el duende, lo metí a una caja y a una bolsa para que ya no suene, me dio miedo tirarlo porque sé que eso puede ser malo, me dicen que a lo mejor está trabajado y está buscando a su dueño, pero en lo que es una cosa u otra tengo miedo cada vez que entro a mi cuarto, pues en dos ocasiones vi que cambió de lugar”.

Cuestionado sobre dónde está el duende y qué hará con él, me dijo que aún lo tiene en su cuarto, pero que quiere deshacerse de él; está viendo la posibilidad de donarlo a la persona que quiera atenderlo, ya que le han platicado que se le debe de dar agua y comida para que sirva de protector. 
De hecho, me lo mostró en foto pero no quiso que lo publiquemos, pues piensa que el duende se puede molestar.

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