Fue a su visita y 'algo' lo acompañó de regreso

Joven enamorado sobrevive al abrazo de un ser peludo, que se le trepó a la bicicleta en la que regresaba de visitar a su novia, en Halachó.

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Nadie sabe qué o quién acompañó al joven en su bicicleta cuando regresaba de visitar a su novia. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hoy presento un relato enviado por un joven que acudió a una conferencia que di en la comisaría de Cepeda hace algún tiempo. Dice ser aficionado a estos temas y quiso compartirnos la vivencia que a continuación transcribo:

“Este relato que voy a contarles es algo que comentan en mi pueblo (Santa María Acú, comisaría de Halachó) ya que esto pasó -para ser exactos- en el mes de febrero de 2012; según comentan, ocurrió el martes 28.

“Para llegar a Santa María Acú se tiene que pasar por Cepeda, y después por Kankabchén hasta llegar a dicho pueblo; todos son comisarias de Halachó, pero se preguntarán qué tienen que ver estos lugares. Pues resulta que la historia que les voy a contar ocurrió precisamente en esos tramos de la carretera.

“Un chavo que es de Acú y que prefiere guardar el anonimato, tiene una novia en el poblado de Cepeda. Como todos los jóvenes que tienen novia, este chavo iba a visitarla, pero por problemas económicos lo hacía en su bicicleta. A las 7 de la noche se iba de Acú a Cepeda y regresaba entre las 11 a 11:30 a más tardar.

“Durante sus viajes de ida y vuelta, el joven no veía nada extraño en el camino, bueno, hasta una noche de martes en que se fue de visita”.

Nuestro entrevistado cuenta que “salió de su casa ya entrando la noche, pues debido a su trabajo no podía ir más temprano, cuando acudió a Cepeda no vio nada extraño… El problema fue de regreso.

Brazos peludos

Al retirarse de su visita en bicicleta, a eso de las 11:30 pm y estando en el entronque de Kankabchén-Acú, todo estaba normal hasta que de pronto sintió que alguien se le subió a la parrilla trasera de la bici y después lo abrazaron por la cintura, en la parte de la barriga, pero lo más sorprendente fue que no sintió que fueran brazos normales; si no unos brazos con mucho pelo.

“Y no solo sintió brazos peludos, sino que hasta los vio. Estos brazos lo apretaban con mucha fuerza, pero el chavo por su miedo no se acordó siquiera de voltear a ver qué era lo que lo estaba abrazando. Su mismo miedo hizo que pedaleara más rápido aunque esa cosa de brazos peludos no lo soltaba.

“Esa ‘cosa’ desconocida estuvo abrazando al muchacho durante no más de dos minutos, en los que recorrió una distancia aproximada de 1 km. Sorprendentemente, el chavo nunca perdió el control de su bici y no cayó. Bueno, se preguntarán cómo es que no le pasó nada, eso fue porque cuando lo estaban abrazando, milagrosamente el camino se alumbró, era nada más y nada menos que un coche que andaba pasando por el camino; cuando el carro ya estaba cerca el muchacho, la cosa soltó al ciclista y cuando el auto se acercó, el muchacho le hizo parada.

“Obviamente, el chavo aterrorizado pidió que lo llevaran, ya que faltaba poco para llegar al pueblo. Subieron la bici en la cajuela y se fueron. Por fin, el joven llegó a su casa y luego le contó todo a su familia, y de una a otra manera todo se supo, a raíz de este hecho el joven ya no va a visitar en bicicleta".

Lo que aún no se sabe es ¿qué fue lo que abrazó al muchacho, por qué lo hizo y cuáles eran sus intenciones?

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