Alma en pena pide que le devuelvan su mausoleo

Desde que retiraron el sepulcro de mármol, al parecer para venderlo, el fantasma de una mujer se manifiesta en el Cementerio General.

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Mausoleo de la señora Josefa Suarez en el Cementerio General de Mérida, en foto tomada antes de que familiares profanen el sitio y se lleven todo, hasta su cadáver. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- A mediados de 2008, gran alboroto y curiosidad causó la llegada de una grúa y un camión de cinco toneladas al Cementerio General de Mérida, pero poco después se aclaró el motivo: fueron a remover un enorme y bello mausoleo que estaba ahí desde hacía más de un siglo y que era la tumba de la señora Josefa Suárez de Rivas.

Dicho mausoleo fue retirado por completo, con todo y rejas, e incluso se llevaron los restos del cadáver, pues estaban en el interior del mismo; se trataba de descendientes de la difunta que llevaron a la grúa y el camión con el objetivo de llevárselo con rumbo desconocido.

La antigüedad de la estructura (data de 1902), la belleza arquitectónica y el material (mármol) hace que valga una fortuna (se comenta que está valuado en más de un millón de pesos), por lo que presumiblemente el objetivo fue sacarlo de ahí para venderlo.

Los trabajadores del cementerio comentaron que este mausoleo era un atractivo para todos los visitantes, ya que en muchas ocasiones éstos se detenían para admirar la escultura, la cual es el de una mujer postrada junto a una tumba; la escena llamaba la atención por su realismo.

Todo esto lo mencionamos porque a raíz de esa situación, tanto empleados como visitantes señalaron que han visto en los alrededores la silueta fantasmal de una mujer, y consideran que se trata de la señora que está molesta por el hecho de haber profanado su tumba.

Apariciones fantasmales

“Desde hace unos 15 años se ha visto la presencia fantasmal, creemos que es el alma en pena de la señora, pero a raíz de que se llevaron el mausoleo las apariciones arreciaron. Creo que con todo respeto eso que hicieron sus descendientes estuvo muy mal, y fue como una profanación y un insulto a la memoria de la señora, pues quienes se llevaron el mausoleo ni siquiera conocieron en vida a doña Josefa (falleció según estaba en la cripta el 31 de enero de 1902) y tampoco ellos pagaron el costo de esa bella obra de arte, simplemente les ganó la ambición”, dijo un empleado que prefiere el anonimato.

Tiempo después expertos en cultura y autoridades, tanto del Ayuntamiento de Mérida como del Gobierno del estado, se reunieron para idear un plan o una ley para que no vuelva a ocurrir este tipo de cosas, sobre todo porque la belleza arquitectónica del cementerio y los mausoleos muy antiguos deben ser patrimonio cultural y no deben ser saqueados.

No descansan en paz

Más allá de los aspectos culturales o artísticos, se sabe que profanar una tumba es considerado un pecado y propicia que las almas no puedan descansar en paz.

El sacerdote maya Benito Kumul, oriundo de la ciudad de Mérida, afirma que está mal llevarse los restos de los difuntos de los panteones y más si no es su voluntad:

“Una cosa es que antes de morir una persona pida ser cremada o que sus restos descansen en su casa, en el fondo del mar o en otro sitio específico, y otra muy diferente que personas ajenas profanen una tumba para llevársela con cualquier otro fin, eso propiciará problemas e incluso apariciones paranormales en el cementerio donde ocurrió, así como maldiciones para los profanadores”, dijo al preguntarle sobre el caso del Cementerio General.

Mientras tanto, las apariciones fantasmales de la mujer muy posiblemente continúen por toda la eternidad, pues dudamos que quienes hicieron la profanación se arrepientan y devuelvan a su sitio el mausoleo.

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