Viven acostumbrados a los 'espantos'

Los 'legítimos dueños' del monte tienen un peculiar pasatiempo: trenzar los crines de los caballos.

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Area de las caballerizas en donde al parecer rondan aluxes. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hace un tiempo realicé una investigación en Umán, en el domicilio particular de una señora de nombre Carolina, quien me contactó debido a que en su casa ocurrían cosas extrañas, principalmente a su pequeño hijo y nos pidió si podíamos ir a entrevistarla para que nos explicara con más detalle lo que ahí ocurre.

Ella vive en la colonia San Lázaro, ubicada a espaldas del panteón general de Umán; nos explicó con detalle las diversas situaciones que les han ocurrido:

“Ya tiene dos años que me pasé a vivir aquí y desde la primera semana se empezaron a dar extrañas experiencias. La primera vez fue cuando mi hijo Daniel, al ir al baño ubicado en el patio, de pronto regresó corriendo porque decía que ahí había un ‘viejito’; al principio no le hicimos caso, pues pensamos que sólo era su imaginación, pero esto siguió sucediendo con frecuencia, ya sea de día o de noche, y por esa razón casi ya no quería salir a jugar al patio”.

Entrevistamos al pequeño Daniel y el asegura que lo que ve es real, que es una persona con la cara arrugada (similar a un tipo de aluxes), lo ve al fondo del patio, casi no se mueve y está como agachado, y lo ha visto en diferentes partes del patio, no siempre en el mismo lugar; no habla, permanece callado y Daniel dice que a veces le da miedo.

Su mamá no lo puede ver, pues recuerda que en una ocasión mientras el niño hacía su tarea, le dijo que estaba viendo algo: “Yo no veía nada, él me decía que en ese momento lo estaba viendo, pero por más que lo intenté no pude ver lo que él estaba viendo”.

Y agregó: “Pensé que mi hijo me estaba tirando piedras; yo le dije que se aquietara, poco después me acosté y me tapé, entonces de pronto me sacudieron la cama. Yo dije sin taparme: ‘Aquiétate o voy a pegar’, y luego volvió a pasar y hasta escuché los pasos, cuando me paré para ir a regañarlo, salí por una puerta y no lo vi, y me dijeron que estaba en el extremo opuesto, estaba jugando y él no se había movido de ahí, por la distancia no creo que haya sido él, pero no había nadie más”.

Hay que mencionar en cuanto a esto último, que es común que en ocasiones sólo los niños pueden ver o percibir a determinados espíritus, y nos hemos topado con casos similares al anterior, en donde los menores tienen junto a ellos a espíritus, ya sea de niños o de adultos, que no pueden ser vistos por otras personas en ese momento e incluso pueden hacer ciertas “travesuras” como le ocurrió a doña Carolina.

Quizá la cuidaba

Ellos viven en una casa que tiene un terreno muy grande, que colinda con el monte (a espaldas de la carretera a Samahil) y pertenece al papá de la señora desde hace poco más de 20 años; él compró esta propiedad a un viejito que precisamente murió en ese lugar, en donde también vivió una bruja, por lo que lo que ve el niño podría tener relación con esto.

En ese terreno también han muerto dos niños, ya que según explica doña Carolina, hace varios años le dieron alojamiento en el fondo del patio (cerca de un gallinero que estaba habilitado como casa) a una señora que se drogaba mucho y que tenía dos hijos, los cuales estaban enfermos por el mismo vicio de la madre, quien no los cuidaba.

“Tenía a una niña de 4 años de edad que no caminaba, tenía el cuerpo de una bebé por su misma falta de alimentación. Yo la llegué a abrazar, ésta murió por lo mismo y a los pocos meses murió el hermanito de esta niña”.

Y fue precisamente en este lugar en donde años después, la niña Joana (prima de Daniel) se extravió cuando tenía 4 años (actualmente tiene 10):

“Ella no aparecía en ningún lado, revisamos en todos lados, le preguntamos a los vecinos, hasta fui a llamar a su papá, ya estábamos desesperados y de pronto apareció en el fondo del patio. No hablaba, estaba donde murieron los niños, ella sólo recuerda que tenía a una persona a sus espaldas, quizás la estaban cuidando…”

De hecho, desde que murieron ahí esos niños con el transcurrir de los años varias personas han escuchado de pronto el llanto de esos bebés, hasta los vecinos lo han escuchado, quizás sea el alma en pena de esas criaturas que aún no pueden descansar en paz.

Armonía rota

La hermana de Carolina y tía de Daniel, quien por un tiempo estuvo viviendo ahí afirma que han visto que le trencen la crin a sus caballos, lo que se atribuye a los aluxes “he alcanzado a ver los ojitos de ellos, un día salí al patio a buscar mi lavado en la noche, y los vi; al principio pensé que eran los ojos de un gato, pero hice “shsh” para que se vayan y no se iban ni cuando les tiré una botella, y en eso ya estaban trenzados las crines de los caballos”, explicó. 

Cuando acudí a esa casa había siete caballos y con frecuencia amanecen así, con el pelo trenzado.

Luego de analizar la entrevista, hay dos posibles explicaciones a lo que ocurre en ese terreno; por una parte están los aluxes, los cuales quizás se manifiestan por ser los dueños de esa parte del monte y por este motivo incluso hagan las trenzas a los caballos; por otro lado, están las tres muertes en el interior del terreno (el viejito y los dos niños) y eso explique el extravío de Joana cuando era una niña y las visiones que tiene Daniel. 

Lo que es un hecho es que estas manifestaciones no han sido violentas y nuestras entrevistadas consideran que mientras no haya una situación de maldad o que rompa con la armonía de la casa, ellas están dispuestas a seguir viviendo y conviviendo con estos entes del más allá y con los legítimos dueños de esa parte del monte: los aluxes.

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