La bruja de la 'cabeza errante' de Uayma

Aunque un poderoso Hmen de Tizimín mató a la hechicera, la cabeza de ella quedó viva y busca el resto de su cuerpo.

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Retrato hablado de una bruja “cabeza errante”, al parecer antiguamente había varias en Yucatán. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hace un tiempo fuí al municipio de Uayma (cerca de Valladolid) a realizar una investigación y uno de los vecinos me platicó sobre una interesante leyenda maya originada en ese poblado.

La historia se conoce como “la bruja de la cabeza errante” y enseguida recordé una del mismo nombre que se cuenta en el poblado de Samahil (cerca de Umán), pero tras el relato me di cuenta que no se trata del mismo caso.

Según me platicaron, a principios del siglo pasado, en plena efervescencia de la Revolución Mexicana llegó al poblado de Uayma una señora con dos hijos provenientes supuestamente de Valladolid.

Ella decía que acababa de enviudar y decidió radicar en Uayma porque ahí vivían sus suegros. Sin embargo, a sus vecinos se les hizo raro esto, ya que el poblado era muy pequeño y al paso de los meses nunca la vieron con alguna persona nativa de ahí, por el contrario rentó una casita a las afueras del pueblo y casi no hablaba con la gente.

Animales desangrados

Con el paso de los meses se empezaron a dar cuenta de que los animales de patio (cerdos, pavos y gallinas) empezaron a desaparecer o bien amanecían muertos… Todos con la misma característica: una mordida en el cuello y sin sangre.

Lo raro es que parecía mordida de humano y no de un murciélago u otro animal, por lo que la gente del pueblo se atemorizó y empezaron a decir que a lo mejor era obra de algún hechicero.

No faltaron los rumores que señalaban a la nueva vecina como la culpable de todo esto, ya que en ese entonces el pueblo era muy supersticioso y por lo mismo que era pequeño todos se conocían y además estas situaciones empezaron a ocurrir con la llegada de esta señora, por lo que fue fácil echarle la culpa.

Y no se equivocaron 

Decidieron vigilarla y pronto descubrieron que a eso de las tres de la mañana salía de su casa una mujer sin cabeza que levantaba el vuelo y se iba hacia el centro de la población. De inmediato concluyeron que la señora era una bruja y usaba la sangre de los animales para hacer sus brebajes y hechicerías.

Decidieron contratar a un brujo muy poderoso que era de Tizimín y éste, en menos de 10 días pudo “cazar” a la mujer y asesinarla, ya que decía que esta era la única forma de acabar con ella.

La forma de matarla fue peculiar, pues esperó una noche a que la mujer saliera de su casa; así que entró y roció sal curada en la cabeza de ella, de tal forma que cuando la hechicera retornó, no pudo hacerlo volver a colocarsela y empezó a retorcerse hasta morir, al tiempo en que el brujo tizimileño hacía unas oraciones y un ritual para asegurarse de que falleciera.

Sus pequeños hijos se quedaron en la orfandad y ante esto decidieron llevarlos a la iglesia de Valladolid pues ahí podrían darles alojamiento, pero para la sorpresa de las autoridades a los pocos días descubrieron que los niños no eran de la hechicera sino que los había robado de una casa precisamente en este municipio, por lo que pronto ellos regresaron con sus papás.

Se cuenta que de no haber actuado rápido la gente de Uayma, los pequeños hubieran sido sacrificados por la bruja, ya que con ese fin los robó.

A partir de la muerte de la bruja se cuenta que por años su cabeza errante fue vista a las afueras del pueblo y espantó a mucha gente, aunque a decir del brujo que la mató esto era normal y en realidad ya era inofensiva. 

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