Sorprendidos por 'velas de los espíritus' en el cementerio Xoclán

Las veladoras que se apagan y prenden solas en los panteones serían usadas por espíritus para guiar a las nuevas almas al descanso eterno.

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Cerca de este pasillo en el cementerio Xoclán, una pareja vio las velas que se prendían y apagaban solas. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Samuel Frías Ventura y Margarita Hoil de Frías, joven matrimonio de la ciudad de Mérida me mandaron un correo electrónico hace unos días donde me comentan que a principios de este mes acudieron al cementerio Xoclán a llevarle flores a la mamá del primero y fueron testigos de algo muy extraño:

“Vimos claramente cómo dos veladoras que estaban cerca de la tumba de mi suegra de pronto se apagaron por completo e instantes después se prendieron solas, esto pasó al menos tres veces y la verdad nos asustamos porque no le hallamos explicación, éstas se extinguieron por completo, estamos seguros de que no fue como a veces ocurre que se pasa a apagar la mecha y después prende”.

Y es que sería de lo más común que una vela o veladora prendida se apagara cuando está al aire libre; el viento, el sereno, una ligera brisa, sería el motivo más lógico y normal para que este fenómeno sucediera; pero… ¿qué pasa cuando una veladora que ya se apagó por completo... se prende sola? ¿Y si esto ocurre varias veces con varias veladoras en ciertas tumbas de un panteón?

Este fenómeno paranormal poco conocido se le denomina “las velas de los espíritus”, y ocurre en los cementerios; quizás pase más seguido de lo que pudiéramos imaginar, pero es difícil percatarse si uno no presta atención y si no lleva una bitácora de registro.

En el cementerio de Tixkokob

El primer lugar donde comprobé el fenómeno de las “velas de los espíritus” fue en el panteón municipal de la villa de Tixkokob; esto fue en el año 2004, cuando recién se había formado el Cifep (Centro de Investigación de Fenómenos Paranormales) y acudimos a este lugar aprovechando que acampamos en una quinta ubicada a menos de 200 metros de ahí.

Eramos más de diez las personas que entramos esa madrugada al cementerio, en orden y de acuerdo a un plan de trabajo; casi de inmediato nos percatamos de que en el pasillo principal había ocho o diez veladoras prendidas, que seguramente los seres queridos de los difuntos habían llevado recientemente.

De pronto, en una segunda vuelta, uno de mis compañeros se percató que todas las veladoras de ese pasillo se habían apagado; bueno, dijo otro de ellos, a lo mejor el viento las apagó; a pesar de que algunas estaban bien resguardadas en latas o en el interior de los nichos…

Hasta ahí todo iba bien, pero 30 minutos después, en nuestra tercera ronda por ese pasillo; todas las velas y veladoras estaban prendidas de nuevo e incluso habían más… contamos 15 lumbres, cuando uno de mis compañeros aseguraba que antes había contado 11. 

Una hora después esto ocurrió de nueva cuenta, y para percatarnos bien de que no hubiera una explicación lógica, comprobamos que al menos ocho de las velas estaban completamente apagadas, es decir, la mecha no tenía ningún rastro de fuego semiapagado que pudiera propiciar que en un momento dado, con un poco de oxígeno, prendiera de nuevo.

Al rato, nueve velas ya estaban prendidas… Así nos la pasamos toda la madrugada, pero en ese momento no sabíamos cuál,era el motivo de esta situación, hasta que tiempo después, hablando con gente antigua, veladores de panteones y lo que se ha publicado en los libros con relación a este fenómeno, tanto en Yucatán como en otras culturas, pude descubrir o entender el significado de las velas que se prenden y apagan solas…

Guias para nuevas almas

Esto se denomina “las velas de los espíritus” y de acuerdo con la leyenda, cada determinado tiempo son nombrados entre las ánimas del panteón, 16 difuntos que resguardarán (cuatro en cada punto cardinal) este lugar e iluminarán a las nuevas almas que recién han llegado y que no encuentran la luz para irse al eterno descanso.

Esto ocurre en la madrugada y prenden y apagan las velas y veladoras que los vivos dejan en las tumbas para dirigirlos mejor, es decir, conforme los viajeros van avanzando, las velas que van dejando atrás se van apagando y luego de nuevo el mismo procedimiento…

Es decir que posiblemente en aquel 2004, mientras hacíamos nuestra investigación, nosotros sin saberlo llegamos justo en el día y la hora en que algunas almas en pena eran canalizadas hacia su eterno descanso, en tanto que el matrimonio Frías Hoil también vio el mismo fenómeno hace unos días, pero en el panteón Xoclán.

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