Policías y los casos de 'brujería' yucateca

Agentes de la SSP aseguran que los casos de hechicería son muy comunes en Yucatán; cuentan algunos detalles de los que han vivido.

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Hasta ranas con alfileres y muñecas han encontrado los policías en los reportes que les mandan. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- A raíz de que esta semana publicamos el caso del presidente municipal que fue embrujado con un muñeco de vudú, dos policías estatales se comunicaron conmigo para compartir con los lectores algunos datos interesantes con relación a otros hechos relacionados con la hechicería.

Uno de los uniformados comentó que en Yucatán son más comunes de lo que se pudiera pensar este tipo de situaciones: “Yo he visto muchos casos, la gente en Yucatán es muy creyente de estas cosas, sobre todo en el interior del estado y a veces hemos tenido que intervenir en pleitos o zafarranchos, y de pronto nos enteramos que es por cosas de brujería”.

Y recordó: “Hace unos años estábamos en Ticul, cuando vemos que se están dando hasta con la cubeta y a botellazos como diez personas; había señoras de edad, señores, chavos… cuando finalmente los separamos nos dicen que una familia se enteró que los estaba embrujando la otra familia por cuestiones de un pleito por un terreno y de los reclamos pasaron a los golpes.

“En otra ocasión, en el mercado municipal -si mal no recuerdo- de Motul, fuimos por el caso de un muñeco, unas flores, sal y otras cosas que fueron encontradas en uno de los locales, y se armó todo un alboroto porque decían que era brujería”.

-¿Qué se hace en estos casos? -le pregunté. 

"Por desgracia este tipo de cosas no están estipuladas en la ley, es decir, si alguien nos reporta que en la puerta de su casa o negocio encontraron tierra de cementerio, sal o cualquier otra cosa que supongan está relacionado con lo esotérico no podemos proceder a actuar, es decir en todo caso el agraviado debe presentar una denuncia al ministerio público", dijo.

No se llevan el 'hechizo'

“A veces cuando vamos a un reporte, los agraviados nos exigen que nos llevemos las cosas que aparecen en sus casas o en las aceras de su domicilio, pero cuando le decimos que no se puede se molestan”, agregó.

Y recordó un caso ocurrido en 2012 en la colonia Dolores Otero: “Esa vez estábamos de rondín en camioneta y en eso vemos que tres o cuatro personas nos llaman a gritos de forma desesperada a una cuadra de ahí. Pensamos que había ocurrido un accidente o un pleito, y cuando llegamos, sin que nos digan nos pasaron al patio de su casa.

“Ahí, de pronto me señalan al fondo y me muestran unos polvos de color verde medio raros y una especie como de polvo color gris como si fuera cemento, con el que habían manchado toda la ropa tendida que acababan de lavar. A gritos y alterados me decían que se los aventaron los vecinos y que era un embrujo para que les fuera mal.

“Es decir, estaban más preocupados por lo que según ellos era un hechizo que porque les hubieran manchado todo el lavado. Lo que les aconsejamos es que pusieran su denuncia, pero ellos insistían en que nos metiéramos desde el patio al terreno de ellos para detenerlos, lo que lógicamente no se puede porque es allanamiento de morada”, explicó. 

Otro de los policías entrevistados señaló que al año son varios los reportes de brujería que se dan y que en el interior del estado es donde más abundan: “Hay gente que cuando descubre que los están hechizando no se anda con rodeos y en vez de llamar a la Policía, van con el brujo de su confianza para revertir el hechizo y que los perjudicados sean los que lo mandaron a hacer en primera instancia.

“Lo que sí hay que reconocer también es que a veces no es propiamente un hechizo, sino una broma de mal gusto de algunas personas que sólo quieren asustar y tiran cualquier cosa a un negocio o domicilio”, finalizó.

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