Recibió un 'recado' del más allá en el panteón

Recibe mensaje de la difunta en el Cementerio General, a través de peculiar mensajero: Dice ella que todos y cada uno de los 28 años.

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Sitio exacto en donde don Braulio vio a la persona que le dio el recado de su difunta esposa. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Durante mi participación la semana pasada en el “Paseo de las ánimas” en el interior del Cementerio General de Mérida, tuve oportunidad de platicar con varias personas que han vivido experiencias paranormales en el interior del mismo.

Un señor que se acercó a ver mi conferencia, esperó pacientemente a que yo finalizara el evento y que atendiera a todo el público para contactarme y preguntarme si quería escuchar un caso que vivió precisamente en ese sitio, pero cinco años atrás, a lo que accedí, ya que tenía el presentimiento que su historia sería especial.

Y vaya que no me equivoqué; pues tras presentarse y darme su nombre, de inmediato empecé a grabar lo que me platicó y que hoy comparto con todos ustedes:

“Mi nombre es Braulio Cetina Muñoz, soy de la ciudad de Mérida y tengo 58 años de edad; tengo parientes que aseguran haber visto eso que llaman fantasmas, pero yo en toda mi vida jamás tuve alguna experiencia paranormal y si es que la tuve no le di importancia y ya hasta se me habrá olvidado.

“Pasé 53 años de mi vida sin tener una experiencia propia hasta que hace cinco años viví algo que me enchina la piel sólo de recordarlo y que les puedo decir que es real porque me pasó a mí, no me lo contaron.

“Mi esposa murió hace seis años de cáncer y la enterramos aquí en el cementerio, en un espacio que tiene mi familia desde hace muchísimo tiempo. Aquí están enterrados mis papás, tíos, etc.

“Cuando ella murió no pasó nada raro, es decir, que se apareciera como alma en pena o algo por el estilo; al menos, no ocurrió en su primer año de finado.

“Justo el 24 de octubre de 2009, cuando cumplió un año, vine a verla y traerle flores al cementerio. Cabe mencionar que desde su muerte yo siempre hablaba con ella como una especie de costumbre, tal y como si estuviera viva. Cualquier cosa que yo fuera a hacer durante el día lo decía en voz alta, mis hijos me decían que estaba mal, pero quizás era la forma de ir aceptando poco a poco que ya no estaba con nosotros. Aclaro que no la veía ni hablaba con su espíritu, es decir lo hacía, no por ver su fantasma sino solamente como una forma de recordarla.

“La mañana de aquel octubre de 2009, me levanté y me preparé para ir al mediodía a visitarla al panteón, y mientras yo me alistaba y cortaba unas flores en el jardín del patio para llevarle, pensé en voz alta y le pregunté a Rita (así se llamaba su esposa): ¿Fuiste feliz conmigo durante nuestro matrimonio?”

“La verdad no sé ni de dónde se me ocurrió preguntar eso; me vino la pregunta de la nada”, explicó.

“Un par de horas después fui a buscar a mis hijos para acudir al cementerio, pero mientras estábamos ahí decidí ir a buscar un bote de pintura que dejé en el auto y cuando pasaba frente a la casona en donde diste tu conferencia, en la glorieta que está enfrente, vi a un señor que me llamó y me dijo: ‘¿Oiga don, puede venir un momento?’

“Estaba yo a cinco metros de él y me acerqué porque no parecía ser una mala persona, era como de 50 años, de apariencia humilde y justo cuando me planto frente a él me dice unas palabras que jamás olvidaré:

“‘Dice su esposa que todos y cada uno de los 28 años’.

“No entendí al momento sus palabras, le pregunté de nuevo y me respondió lo mismo y empezó a caminar hacia el sentido contrario hacia donde yo iba.

“Fue hasta que yo avance unos 30 metros que me cae el veinte que en la mañana le pregunté a mi esposa si había sido feliz conmigo en nuestro matrimonio y creo que ¡fue esa la respuesta! Ya que justo cumplimos 28 años de casados semanas antes de que muriera.

“La verdad que se me erizó toda la piel, me salieron las lágrimas de felicidad y pues creo que fue un alma en pena la que se me plantó para decirme eso o si fue un vivo, entonces mi esposa de cierta manera lo contactó para que me diera el recado.

“Por eso cuando te vi dando tu conferencia sobre las almas en pena el viernes pasado, me llamó la atención y me quedé para verla y platicar contigo porque además, la aparición que tuve fue justo enfrente de donde tú estabas, en la glorieta”, finalizó.

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