Entierran en el olvido tesoros arqueológicos de Yucatán

Enorme templo, que se considera es más alto que El Castillo de Chichén Itzá, yace oculto entre la maleza por el desinterés político de la federación y la falta de presupuesto.

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Es difícil hallar el templo maya que se prevé tiene más de mil años, ya que la zona no es de fácil acceso. (Milenio Novedades)
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Jaime Tetzpa/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Un enorme templo prehispánico, que se prevé es más alto que El Castillo de Chichén Itzá, yace oculto entre la maleza por el desinterés político de la federación y la falta de presupuesto para realizar las excavaciones correspondientes en Ikil, municipio de Yaxcabá, en donde se conservan numerosos tesoros mayas que son saqueados en completa impunidad.

La arqueóloga Zelmy Mariza Carrillo Góngora, quien participó en el descubrimiento de 10 entierros encontrados en la ampliación de la carretera Libre Unión–Yaxcabá, revelando la existencia de un centro ceremonial que fue habitado hace 1,400 años, mostró el templo que aún no ha sido registrado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En el mismo tramo carretero, unos kilómetros antes de llegar a Yaxcabá, sobre el camino que aún no tiene carpeta asfáltica se encuentra una vereda del lado izquierdo, frente a un rancho de portón verde, por el que se deben avanzar unos 200 metros en un terreno cubierto por vegetación espesa que requiere cuidados, por lo que se debe llevar machete.

“Muchas personas han intentado llegar al templo, pero no dan con la entrada porque no es de fácil acceso para quien desconoce el camino”, explicó la investigadora acompañada por Jorge, uno de sus colaboradores en las excavaciones, que reside en el poblado de Libre Unión.

Cuestionada sobre hace cuánto tiempo conoció la entrada a la vereda y el templo, sólo mencionó que la semana pasada subió. “Incluso, hay arqueólogos que saben que existe, pero pocos conocen este paraje y que hay un templo con características muy interesantes”, explicó.

“Para compartir la experiencia hay que vivirla, por eso es importante subir el cerro hasta llegar a la cima  y constatar la existencia de piedras grabadas y columnas, cuyo peso llega a ser superior a una tonelada. Sabemos que utilizaron poleas, pero aún así, en aquel entonces, el tallado tan perfecto de las piedras y su peso siguen siendo un enigma que guardan todas las construcciones prehispánicas que abundan en la tierra del Mayab; son misterios que aún quedan por resolver”, añadió.

Tras media hora de camino por la selva baja, al llegar a la cima del montículo, descubrimos una zona de la edificación del templo; en la parte que se denomina la corona hay piedras con glifos, cuya lectura todavía resulta legible, lo que podría aportar datos sobre la antigüedad del templo.

“Nos encontramos a una altura aproximada de 40 metros sobre el nivel del piso, en la cúspide de un templo que debe tener una antigüedad mayor a los mil años. Es una maravilla estar en lo alto de lo que puede ser un sitio prehispánico que a la fecha sigue siendo virgen, ya que sólo unas pocas personas conocen su ubicación”, relató.

“La vista del valle es impresionante, hay que disfrutarla porque la bajada implica un gran riesgo, debido a que está empinada, y una caída podría tener resultados funestos, o cuando menos, un par de huesos rotos”, advirtió.

Desde arriba se puede observar el valle y es probable que muchos montículos que se aprecian sean construcciones prehispánicas de una antigua ciudad, aún no explorada, porque el Gobierno Federal no ha destinado recursos para los trabajos de investigación. 

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