Abundando en el tema de los derechos humanos, debo puntualizar que no basta con que haya representantes de las dependencias encargadas de su protección en las oficinas policiacas. CADA UNO DE LOS POLICÍAS DEBE CONSTITUIRSE EN GUARDIÁN DE LOS DERECHOS HUMANOS.

Los responsables del orden público deben tener una formación comprometida con la observancia de los derechos humanos de la sociedad por parte de todos los ciudadanos y de ellos mismos como partes integrantes de la comunidad y actuar contra cualquier infractor que, aun sin dejar de ser humano, pierde sus derechos momentáneamente cuando comete alguna fata a las leyes y/o reglamentos, bastando la presunción para considerarlo infractor.

Actualmente, los presuntos infractores y hasta los sorprendidos en flagrancia disfrutan de más garantías por parte de las oficinas de derechos humanos que las mismas autoridades en el ejercicio de sus funciones. Una minoría debe ser tratada con extrema consideración aunque atropelle los derechos de la mayoría. Se establece un juego tan complicado y difícil, que obliga a los que deben protegernos a caminar en el filo de la navaja: si se descuidan con el delincuente, TUMBA, y si se exceden con el delincuente, CÁRCEL. Qué difícil es realizar el trabajo de proteger a la gente buena, que somos la mayoría.

No se requieren oficinas que aumentan el costo burocrático, bastaría con una permanente supervisión de los jefes policíacos y agentes del Ministerio Público que atiendan con puntualidad y diligente honestidad los reclamos de los ciudadanos que consideren atropellados sus derechos humanos por la autoridad. De hecho en la SSP (Secretaría de Seguridad Pública) existe una oficina de Atención Ciudadana en donde el Sr. Alejandro Cervera, más arriba el Cdte. José Canul y en la cúspide de la pirámide de mando el Sr. secretario Luis Felipe Saidén Ojeda escuchan y dan seguimiento a estas denuncias, con un rigor impresionante.

Me consta.