La valentía te estorba y te puede llevar a la muerte: Javier Valdez en la Filey

El periodista ejecutado ayer denunció en la Filey que había sufrido amenazas.

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Javier Valdez fue entrevistado en el stand de Grupo SIPSE cuando se presentó en la Filey el 16 de marzo de este año, casi dos meses antes de ser ejecutado. (Archivo/ Milenio Novedades)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- El periodista y escritor Javier Valdez Cárdenas, fundador del semanario Río Doce y especializado en temas del narcotráfico, fue asesinado este lunes a balazos cuando salía de su oficina, en Culiacán, Sinaloa.

Valdez Cárdenas, sexto periodista ultimado en México en los últimos tres meses, estuvo en Mérida en marzo pasado en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey), donde presentó su libro Mala yerba.

En ese marco fue entrevistado por el periodista Martiniano Alcocer, coordinador de la página editorial de Milenio Novedades, y Joaquín Tamayo, periodista, escritor y colaborador de Grupo SIPSE. Estas son algunas partes destacadas de esa charla que ahora parece premonitoria de la tragedia que alcanzó al autor de Los morros del narco, Levantones y Narcoperiodismo.

Escritor, periodista, pero sobre todo cronista, Javier Valdez Cárdenas es además autor de un libro que se está volviendo referencial, Mala yerba, es una gran crónica del otro lado del problema y del fenómeno del narcotráfico:

En este libro recopilo una serie de crónicas muy breves que he publicado en Río Doce, en la columna que lleva ese nombre (Mala yerba); son historias en las que el narco no es el protagonista sino nosotros los ciudadanos, son historias al nivel de la calle; el narco desde una perspectiva humana y con un tratamiento cotidiano.

¿Qué tan difícil es reportear este tipo de eventos dentro del gran fenómeno que en México es el narcotráfico?

Es muy difícil, creo que no basta ser valiente, tener convicciones, dignidad, creo que la valentía en estos tiempos te estorba y te puede llevar a la muerte; hay que ser un poco locos, un poco irresponsables, pero muy prudentes, muy inteligentes, moverse con lentitud y ubicar qué parte de la historia no vas a poder escribir, no cancelarla, sino posponerla, guardarla para seguir escribiendo; y del otro extremo no conformarte con contar muertos porque eso no contribuye a entender el fenómeno de la violencia.

Javier Valdez y su libro Mala Yerba (Imagen de @LauraRMMX)

Me imagino, desde lo más profundo del alma del reportero inmerso en este gravísimo problema de México, que a veces hay una lucha entre lo publico o no lo publico.

Sí, de hecho a la hora de escribir una historia quieres ir más allá, escribirla completa, pero hay partes que definitivamente no puedes contar porque está en peligro tu vida. Entonces, a partir de eso uno concluye que el narco manda en las redacciones. Si tú te pones a pensar en el narco a la hora de escribir, es porque el narco tiene una gran influencia, un gran peso.

Pero también te paraliza pensar demasiado en eso, ¿no?

Por supuesto, y no son tiempos de aquella autocensura como forma de control político, es la autocensura como forma de sobrevivencia, es decir, te autocensuras te detienes cercenas la información, pero tienes que seguir escribiendo, no te puedes quedar callado.

¿Has sido alguna vez presionado, no quisiera decir amenazado, pero ha llegado este tentáculo hasta tu vida, hasta tus seres queridos?

Sí, claro, hay un ambiente de acechanza en el país, en Sinaloa y en todo el país, de manera directa hemos vivido de todo, nos aventaron una granada a la oficina de Río Doce en Culiacán, en 2009, y ha habido otras circunstancias difíciles que no puede uno contar porque sigue siendo muy peligroso el ambiente.

 

La crónica, creo que es el género que mejor se adapta al tema.

Sí, de hecho creo que es un recurso subutilizado y es un recurso maravilloso, pertinente, necesario para contar el narcotráfico en México, es decir, no puedes medir el narco en función de homicidios, creo que ese es un error, pero si sales de tu casa apretando los músculos, volteando para todos lados y te da miedo toparte con un retén del Ejército, con una camioneta de lujo, tienes que contar esa historia, y no son los datos, es el testimonio, lo que la gente cuenta en la calle, eso lo recoge la crónica.

¿Llegas a ficcionar en este tratamiento que le das?

Es inevitable, el corazón de estas historias son reales, pero hay un ambiente que yo manipulo, incluso como forma de sobrevivencia; a mí me preocupa que los narcos ubiquen mis historias porque puede que así ubiquen quién me las contó, y eso es peligroso, entonces uno debe capear el temporal y administrar ciertos datos, pero el nudo central de la historia, la savia de estas crónicas, son reales, todas, absolutamente.

Cómo era tu vida antes de esto, qué escritor eras y qué tanto te ha cambiado.

Mucho, el narco es abrasivo, es muy intenso, yo era un reportero de eventos, nunca me conformé con eso, por eso salí de un medio donde trabajaba en Culiacán, me fui a Noroeste y luego fundamos Río Doce; yo no podía hacer el periodismo que quería hacer, porque estaba sometido a lo que el medio o el jefe decía; entonces, cuando tienes libertad y creces, te vas formando de una forma diferente.

Cuál es el siguiente proyecto en cuestión editorial.

Siempre ando buscando rincones no contados de la vida nacional, por eso escribí Mala yerba, porque es el narco desde abajo, y otros libros míos como “Narcoperiodismo”, “Huérfanos del narco”; tal vez busque otro espacio de ese tipo que no haya sido tocado... tengo varias opciones, por ahí vamos a tener algo este año o el siguiente.

¿Vislumbras un próximo fin del fenómeno del narco? ¿Cuál es tu pronóstico?

No me gusta que me pregunten eso porque no soy muy optimista; lo digo porque están decapitando a las organizaciones criminales, extraditan a los capos, (pero) veo las drogas, los homicidios, la operación de bandas organizadas sigue en el país, entonces no veo opciones sino hasta que se tomen medidas integrales; por ejemplo, combate a la pobreza, atención a niños y jóvenes, una política educativa cultural, incluso legalización de algunas drogas, combate al lavado del dinero... no veo inteligencia, veo torpeza, el gobierno está vendado de los ojos, pegándole a una piñata que en realidad está llena de avispas, entonces yo no veo que esto se esté resolviendo, y en el fondo veo peor el panorama.

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