Piden los tierreros que los dejen trabajar

Aunque está prohibido transitar en carretas jaladas por caballos existen en la ciudad 45 de ellos, algunos con los animales bien cuidados.

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Don Isidro del Carmen Alvarado lamenta que las normas no sean parejas y que permintan a los caballos de las calesas y a los <i>tierreros</i> no. (Milenio Novedades)
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Jesús Mejía/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Isidro del Carmen Alvarado es uno de los 45 “tierreros” que persisten en mantener la costumbre de transitar por las calles y avenidas de la ciudad de Mérida, pese a la existencia de una ley municipal que prohíbe su circulación y el asedio de las asociaciones defensoras de animales.

Detiene su carreta en el cruce de las calles 45 y 78 del Centro de la ciudad. Sabe que hay una ley que defiende a los caballos, “pero el mío –dice orgulloso- lo traigo bien cuidado: todos los días le doy sus siete kilos de hierba y granos”.

“Véalo, ahí está mi caballo, se llama Pitufo”, comenta don Isidro y, en efecto, es un animal bien alimentado, no se le ven las costillas como a otros, tiene la crin acicalada y se ve limpio y fuerte.

Dice que se levanta a las seis de la mañana a rellenar sus sacos de tierra en los montes de Kanasín mientras come el “Pitufo” para luego salir a vender, “igual que mi primo David, pero él es de la colonia Emiliano Zapata Sur”, agrega don Isidro, quien señala que en la ciudad existen unos 45 "tierreros".

Se le recuerda que hay una ley que restringe la circulación de esas carretas y caballos – que aprobó el Cabildo del Ayuntamiento de Mérida en junio de 2011-

Don Isidro mueve la cabeza. “Lo único que le pido es que nos dejen trabajar, es un trabajo honesto, de esto apenas hay para dar de comer a la familia y al caballo”.

Comenta que sale todos los días a vender sus sacos de tierra o hacer trabajos de jardinería y advierte: “Si me van a quitar el caballo una de esas señoras de las asociaciones, que me pague el día, el caballo y me dé un trabajo, y que también vayan contras las calesas para que la cosa sea pareja”.

La administración municipal de Angélica Araujo aprobó el Reglamento para el Control Sanitario y Protección de la Fauna Doméstica con el fin de eliminar el medio de sustento de los “tierreros” y apoyarlos con un crédito para adquirir otro transporte sustituto, pero ni uno ni otro se ha dado.

Ese es el caso de Isidro y de los 45 “tierreros” que circulan por la metrópoli como parte de esas estampas urbanas meridanas que se resisten a morir a pesar del tiempo, las nuevas normas y las asociaciones defensoras de animales tan en boga hoy en día.

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