Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Como el corrido popular Marieta no seas coqueta, el escritor Eugenio Aguirre tituló su más reciente novela histórica, donde pone el reflector a las soldaderas, y en especial, al personaje principal, una mujer liberada, que disfruta con la misma intensidad las armas y el “placer de la carne”.

El autor destacó que su labor con este género literario es promover la historia de México desde una óptica diferente y ocurrente, para atraer al lector hacia los acontecimientos que no encuentran en los libros de textos de las instituciones educativas.

El libro fue presentado anoche en la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán (Filey) 2015.

“La novela histórica tiene un aspecto didáctico importante, y es una buena combinación porque reúne la información, mucha desconocida, con el placer de la lectura. En momentos, cuando escribía esta obra, entraba en una especie de epifanía creativa, en la que no puedo parar, es el placer vehemente de escribir, de narrar y contar”, apuntó.

En “Marieta no seas coqueta”, se narra la historia sobre la importancia que tuvieron las mujeres en el movimiento armado mexicano.

En el texto, Aguirre glorifica el papel de las llamadas “Adelitas”. Con tintes de ficción y sentido del humor, el autor logra que su novela, apoyada en datos duros, esté impregnada de olores y sabores de la época, así como los sonidos de los compases de los corridos y las zarzuelas presentes a lo largo de la narración.

“La incursión en el tema de las soldaderas me permitió abordar la génesis de la Revolución... Hay algo que manejo y que habrá gente que no le guste, pero Madero en mi obra es inepto, y eso le costó la vida, no tenía un sentido político fino de las cosas  y por eso Victoriano Huerta le da un golpe de Estado infame”, abundó. 

Las llamadas “mujeres de hierro” como Adela Rafaela Velarde Pérez de Villegas y Petra Herrera presentes en la novela son inteligentes, valientes, astutas y decididas, pero Marieta además de todo esto, vivía sin prejuicios y de forma desenfadada, le gustaba el juego, el sexo, la parrandas y las armas, rompiendo con los esquemas de una sociedad conservadora. Se sabía bella y aconsejada por Gustavo Madero, su arma era la seducción para para obtener la información que se le pedía.