Graban voces de fantasmas en oficina del Ayuntamiento de Mérida (II)

Un joven que había muerto violentamente, al parecer, era el causante del los fenómenos paranormales en el vetusto edifico municipal.

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Nunca se imaginaron los empleados del Ayuntamiento de Mérida hacia dónde llevaría este caso paranormal. (Agencias)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Una llamada telefónica en 2009 fue el primer paso para que Jorge Moreno estuviera ante el reto más importante de su carrera: investigar las psicofonías y demás hechos paranormales en un edificio que el Ayuntamiento de Mérida rentaba para oficinas.

Quien esto escribe nunca se imaginó la sorpresa que se llevaría al descubrir ¡quién era el fantasma!

Luego de la entrevista concreté una posterior cita (para informarle a don Germán los resultados de los estudios en las cintas), y quedamos en que él solicitaría al jefe de la dependencia un permiso para visitar el lugar y llevar a cabo una investigación de campo.

Una semana después me dijo que el encargado no había autorizado el permiso, ya que se trataba de una oficina que dependía del Ayuntamiento, además de que no eran los dueños del inmueble. En resumidas cuentas entendí que sus jefes no querían causar incertidumbre y quizás hasta miedo en los empleados, ya que hasta en ese momento el tema de “moda” eran las grabaciones y se estaban dando una serie de especulaciones que empezaban a atemorizar hasta las personas que acudían a realizar trámites en esa oficina.

Lo único que podía hacer por el momento era preguntarle a mi entrevistado si no sabía sobre la historia de ese lugar o qué había sido antes de que lo rentara el Ayuntamiento meridano, ya que era muy probable que algún suceso trágico ocurrido en este sitio años atrás podría tener relación con las grabaciones y lo que veían los otros empleados.

Y en efecto, sí había una historia trágica… Don Germán me dijo que ya llevaba muchos años trabajando en ese lugar, el cual rentaba la administración de la ciudad a un particular, al parecer de origen extranjero, al que conocía porque cada mes iba a ver lo de la renta y darle un vistazo a su propiedad, la cual -según explicó- era grande y en la parte trasera tenía unas enormes bodegas que daban a la calle trasera y a la calle de un costado; éstas habían pertenecido a la empresa Cordemex. De hecho, ya le habían comentado al dueño sobre las grabaciones y éste, nervioso, les cambiaba el tema y decía que no era nada. ¿Sabia algo el propietario? ¿Estaba ocultando algo? ¿O tan sólo era escéptico?

Una muerte en el predio

Pues bien, de acuerdo con los empleados, se decía que hace muchos años, antes de que el extranjero adquiera el inmueble, era un domicilio particular y, en una ocasión, el sobrino del dueño se encontraba jugando basquetbol en el patio con sus amigos y comentó que su tío tenía una pistola. Animado por sus cuates, fue a buscar el arma y empezó a jugar “tiro al blanco”, pero accidentalmente el arma se disparó cuando la manipulaba pensando que ya tenía el seguro puesto. El muchacho murió en ese instante…

Pero había otra versión, se decía que el tío lo había regañado y por ese motivo el sobrino se deprimió a tal grado que fue al escritorio donde estaba la pistola, la agarró y se suicidó.

Un tercer rumor mencionaba que el joven había jugado ruleta rusa con sus compañeros basquetbolistas y así había fallecido.

Lo único que no variaba en la historia era que se trataba de un “sobrino” y de una muerte por disparo de arma de fuego, pero de todo esto no había una prueba real, habría que confirmarlo.

Recuerdo que desde que hablé por primera vez vía telefónica con don Germán me dio la dirección o el rumbo donde fue grabada su evidencia, pero no recuerdo por qué motivo no le puse mucha atención y no lo anoté, ya que la cita que hice con él fue en su domicilio y fue ese dato en el que me concentré y apunté en mi libreta.

Para confirmar las teorías y veracidad de la muerte del “sobrino”, le pedí la dirección exacta del inmueble para entrevistar a los vecinos y gente del rumbo en busca de nuevos datos; cuando me la dio, no pude evitar tener una sensación de asombro, angustia y desesperación, pues no había duda, el “sobrino” era ¡mi primo Sergio!

Continuará...

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