Homilía: 'Decididos peregrinos que buscan, hallan y triunfan'

La Ciudad de Mérida, mestiza y cristiana, festeja 471 años de su nacimiento bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación.

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Epifanía es una palabra griega que significa: “Manifestación”, dado que los tres reyes llevaron regalos al Niño Jesús; de ahí arranca la tradición de los regalos. (SIPSE)
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SIPSE.com
MÉRIDA, Yuc.- La Epifanía del Señor

Is. 60, 1-6; Sal. 71;  Ef.  3, 2-3,5-6;  Mt. 2, 1-1

Introducción

Epifanía es una palabra griega que significa: “Manifestación”, dado que los tres reyes llevaron regalos al Niño Jesús; de ahí arranca la tradición de los regalos y es una fiesta que ya la encontramos establecida en toda la Iglesia desde el año 800.

La labor pedagógica de la Iglesia es que la humanidad tienda cada vez más a la unidad, de tal manera que los nacionalismos, al mismo tiempo que se respetan, quedan en su identidad, integrados a una dimensión mundial.

La unidad, dentro de la diversidad y la universalidad del mensaje de Dios, la comprendió muy bien Abraham. Pero no bastan ciertas prácticas rituales: Ley, sábado, circuncisión, que tienen su valor y significado, sino por la actitud del corazón.

Respetemos y valoremos la maravillosa variedad de la identidad de cada pueblo, en una convergencia que se oriente y encamine hacia la unidad.

I.- Is. 60 1-6

En esta lectura el autor busca levantar el ánimo de los repatriados de los 70 años de cautividad en Babilonia. Este párrafo parte de un himno patriótico, en el que Jerusalén simboliza toda la nación.

Israel, hundido en la soledad y oscuridad del desengaño, se anima con una luz que habrá de surgir de él y que iluminará al mundo entero. Pues Dios la ha elegido para que sea luz de las naciones.

Como cualquier poesía patriótica, los poetas exageran las riquezas propias del país.

Nosotros a la distancia de 21 siglos podemos comprobar la veracidad de la profecía; ya que la luz de Cristo ilumina y se extiende a toda la humanidad.

II.- Ef. 3, 2-6

 

San Pablo comunica a los cristianos de Efeso su misión, que fue elegido por el Señor, para conocer el plan de Dios sobre la historia humana. Y esto por un privilegio especial, pues se trata de una Revelación, es decir descubrir una verdad no por el estudio o la investigación, sino porque Dios la da a conocer.

Es un “misterio”, o sea verdad conocida únicamente por Dios, y que en su amor lo comunica al ser humano en orden a la salvación.

Israel se consideró como único destinatario de la predilección de Dios. Si bien siempre se encuentra desde la tradición profética una clara intención de salvación universal, no comprendida por los escribas y doctores de la ley, y que el mismo Saulo -fariseo-, tuvo necesidad de la Revelación para comprender, como Pablo, la intención de Dios, y vemos como él al llegar a una ciudad predicaba en la Sinagoga, pero percibió cómo los judíos, sus conciudadanos, rechazaban este anuncio de la Buena Nueva y fue entonces cuando orientó su mensaje a los no-judíos; al comprender que Dios quiere la salvación de todos los hombres, obteniendo así una grande aceptación.

III.- Mt. 2, 1-12

 

San Mateo es el único evangelista que narra la adoración de los Magos y la sitúa con mucha precisión cronológicamente en una época determinada y ya que el Rey Herodes vivió del 73 a de C. al 4 d. de C.

El término griego “Magos” tiene varios significados: sacerdotes, persas, propagandistas religiosos, estudiosos, astrólogos, etc. Aunque se ha relacionado mucho con las fiestas y regalos a los niños. Pero bajo el estilo “oriental” de la narración, existe un contenido bíblico y teológico de gran profundidad.

Los Reyes Magos son prototipo de hombres sabios, cultos que conocen las Escrituras, que observan los astros y tienen capacidad de relacionar y deducir. Conforme lo dicho por Jesús: “Muchos vendrán de Oriente y de Occidente” (Mt. 8, 11).

Es una página y un mensaje gozoso de apertura, esperanza y amor apasionado. De una búsqueda que no desfallece ante las dificultades y contradicciones; que incluso persiste aunque la estrella se oculta.

Buscan, caminan, preguntan, indagan, pero jamás pensaron en renunciar, retirarse, ó  regresar: “siempre adelante, nunca retroceder”, es el lema de Fray Junípero Serra; que los Reyes Magos parecen tener como consigna.

Aniversario de Mérida

 

Este 6 de Enero, Mérida, nuestra Sede episcopal que sobremanera apreciamos y valoramos, celebra el 471 aniversario de su fundación.

La Ciudad de Mérida, mestiza desde sus orígenes, es con toda la Península yucateca, cristiana por don de Dios y por el esfuerzo generoso de tantos evangelizadores, a lo largo de estos 471 años. Raza y cultura, maya y española, junto con la fe cristiana, se unen para hacer nacer esta entidad adornada de devoción mariana en la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación y teniendo como Santo Patrono al apóstol San Bernabé.

Aunque sabemos que nuestra historia tiene luces y sombras, este es un pueblo que se precia de su pasado y que se esfuerza por ser constructor de la Civilización del Amor en el presente, tarea ésta a la que fue convocado por el Santo Padre, hoy Beato, Juan Pablo II, quien honró con su presencia esta Ciudad y este recinto en agosto de 1993.

Felicidades a todos los meridanos e invocamos las bendiciones de Nuestro Señor Jesucristo sobre todos, haciendo votos para que seamos capaces de continuar trabajando en animosa concordia y en solidaridad creciente con nuestros compatriotas, le pedimos a la Santísima Virgen María, Reina de Yucatán, que aumente nuestra fe y por caminos de justicia y de paz busquemos consolidar el progreso de nuestra ciudad.

Conclusiones:

1. La Epifanía es la manifestación de Cristo a todas las personas, de todos los pueblos. Para presentar la universalidad de la salvación que Él nos obtuvo. Como dice San Pablo: “Que todas las naciones lo busquen y encuentren” (Hech. 17, 26).

2. Es un “dilatar el corazón” (Is. 60, 4) y llenarse de alegría al respetar, aceptar y valorar la diversidad de las personas y la específica riqueza de cada cultura, en la policromía maravillosa de nuestra única familia humana.

3. Es el gozo de la búsqueda, del estudio, de la investigación, observación, meditación, decisión, etc., y tantos otros valores que los Reyes Magos viven y nos dan ejemplo.

4. Es un estímulo para no desfallecer, no arredrarse, no flaquear, no renunciar, a los ideales que uno se ha propuesto como metas.

5. Es un ejemplo de cómo la fe -simbolizada en la estrella- ilumina, guía y conduce nuestra vida. “¡Lámpara es Tu Palabra para mis pasos Señor!” (Sal. 118, 12). Cristo es el lucero radiante de la mañana (Apoc. 22,16).

6. Es una dolorosa enseñanza de que hubo quienes supieron y no fueron, conocían las Escrituras, pero no tenían decisión para afrontar las dificultades e incertidumbres del camino.

7. Está claro el rechazo del bien, cercano y posible para en cambio, permanecer en una actitud mediocre y conformista, de “seguridad”, y eximirse así de los sacrificios y abnegación que exige emprender la marcha como el Santo Padre nos invita “Duc in altum” (¡Mar adentro!) ¡Mira la estrella, invoca a María!

8. Dios nos conceda la gracia de aventurarnos generosamente como los Reyes Magos en la tierra desconocida de las necesidades de los demás, de los intereses ajenos, de la pobreza de los otros, de la soledad del anciano, del dolor del enfermo, de la esterilidad del desilusionado, del drama del dolor humano.

9. “Preocúpate pues de aquel que tienes a tu lado mientras caminas por este mundo y llegarás a Aquel con quien deseas permanecer eternamente” (San Agustín sobre el Evangelio de San Juan 17, 7-9).

10. Jesús presente en la Eucaristía, es el mismo que los Reyes Magos encontraron en “brazos de su madre”, como ellos, vayamos a adorar al Señor, y llevémosle el obsequio de nuestras buenas obras. Amén.

Mérida, Yuc., a 6 de enero de 2013.

 

† Emilio Carlos Berlie Belaunzarán
  Arzobispo de Yucatán
 

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