'La Eucaristía, misterio de amor'

Domingo Ordinario. Lecturas: Prov. 9,1-6; Sal. 33; Ef 5, 15-20; S.Jn 5, 51-58: 'No es lícito ayudar con la mira puesta en el proselitismo'.

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Jesucristo se entregó a sus discípulos como el Pan de vida eterna y los invitó en la Eucaristía a participar de su Pascua. (vivoincristo.com)
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MÉRIDA, Yuc.- Mensaje de Mons. Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, Arzobispo Emérito de Yucatán, en el que aborda la importancia del pan eucarístico:

Comprendemos que San Juan cuando elabora el discurso eucarístico cristológico de la Sinagoga de Cafarnaúm, usó también temas que provenían de la literatura Sapiencial del Antiguo Testamento. Así vemos como la primera lectura de hoy es una invitación que la Sabiduría hace a todos los hombres de buena voluntad, para que vengan al banquete pensando que siempre el compartir la mesa es un signo de afecto y comunión.

Son dos los elementos que particularmente son significativos el pan y el vino, imágenes de las enseñanzas que trae consigo la sabiduría.

La segunda parte es una invitación también a un banquete, es una ironía la personificación de la maldad que tiene una cátedra y alumnos que la escuchan y aunque los sabios desenmascaren sus planes, la locura siempre tendrá seguidores, seducidos por la permanente y siniestra atracción de lo prohibido.

De ordinario le pedimos a Dios casa y trabajo como lo más fundamental y Él nos responde con la humildad de un alimento que es fácil de comer para todos. Nos preocupan los problemas sociales de huelgas, ocupaciones, plantones, y Jesús nos invita a comer pan incluso con los perseguidores y los que solo piensan en su bienestar.

Le pedimos  al Señor que haga milagros para poder así corroborar la verdad del Evangelio y Jesús nos invita a dar a todos los hambrientos el pan de la Palabra.

Cuántas veces queremos aprovecharnos de los milagros de Dios a favor de nuestro propio mensaje humano.
Incluso a veces nos puede venir el pensamiento de que si pudiéramos saciar el hambre de todos, entonces si creerían en el Evangelio.

Jesús rechazó instrumentalizar los milagros como fuerza de convicción y conversión lo que siempre será una tentación. Esto no quiere decir que no estemos dispuestos a dar de comer a quien tiene hambre. Pero sí está claro que no es lícito ayudar con la mira puesta en el proselitismo que es una deslealtad. Te ayudo para que te sientas obligado a vincularte conmigo (partido político, denominación religiosa, sindicato, etc.)

Es el significado de la Eucaristía que se ofrece a la humanidad, es alimento para el camino de la vida que fortalece y reanima, pero también que tiene una exigencia de conversión, superación y servicio comprometido a los demás.

La fuerza de la Eucaristía reside en la fe y amor y no en su capacidad de “resultados”. La primera preocupación del amor es la libertad. Cuando obligo a alguien al amor, mato al amor en él y en mí. Cuando hago “pesar” sobre la persona amada el “gesto de amor”, es que no sé amar. El amor auténtico debe ser insinuación, sugestión, signo, delicadeza, tanto así que el otro solo a través del tiempo comprenda la veracidad y autenticidad de mi amor.

Así está presente Jesús en la Eucaristía, es tan delicado su amor, que si no estamos atentos se nos olvida. La Eucaristía es su presencia, llena de amor y de misterio; sin el amor y el misterio no se vive.

El misterio nos ofrece la posibilidad de trascender, ir más allá, de los confines de nuestra esperanza para caminar hacia la experiencia de Dios, abismo insondable de profundidad.

Un pequeño trozo de pan, puede pasar como algo tan insignificante a los ojos del incrédulo, pero en cambio para el que cree, abre los horizontes de una vida que nunca se acaba.

El misterio se penetra con el riesgo. Pedro arrojó las redes a un mar que los había dejado sin cosecha después de pasar toda la noche inútilmente  pescando, pero como le dice a Jesús. “En tu nombre arrojaré las redes. (5, 5). Para hacer realidad la frase de Pablo “Pues lo que en Dios puede parecer una tontería es mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que en Dios puede parecer debilidad, es más fuerte que toda fuerza humana (1Cor 1,25).

La Eucaristía sostiene la Iglesia para que la comunión con Él sea cada vez más plena, Jesucristo se entregó a sus discípulos como el Pan de vida eterna y los invitó en la Eucaristía a participar de su Pascua. «Como el Padre que me envió posee la vida y yo vivo por Él, así también, el que me coma vivirá por mí» (Jn 6,57). Estas palabras se constituyeron en una prueba para sus discípulos. Unos lo  abandonaron (cf. Jn 6,66). Pero permanecieron como discípulos suyos los que creyeron en Él (cf. Jn 6,68). Para sus discípulos Jesucristo es el Pan de vida. Las primeras comunidades, fieles al mandato del Señor, se caracterizaban precisamente porque “participaban en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2, 42).

La Iglesia nos ofrece la oportunidad de ser la institución fundada por Cristo como mediación habitual a su encuentro.

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