Hoy es Día de la Armada

Un decreto presidencial de 1991 estableció esta fecha para recordar el papel que jugó la Marina en la consumación de la independencia nacional

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Hoy se celebra el Día de la Armada de México. Un decreto presidencial de 1991 estableció la efeméride, para recordar el papel que jugó la Marina en la consumación de la independencia nacional, pues en 1825 el capitán de fragata Pedro Sáinz de Baranda logró la rendición del último bastión de tropas españolas en la fortaleza de San Juan de Ulúa, en Veracruz, cuatro años después de que el Ejército Trigarante entrara a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Al arriar la bandera española e izar la mexicana en San Juan de Ulúa, se puso fin a la lucha iniciada en 1810.

Me gusta pensar que la ciudadanía considera que la Armada es la parte amable de las fuerzas armadas mexicanas, si bien cada una cumple determinadas funciones: el Ejército y la Fuerza Aérea operan en todo el territorio nacional, mientras que la naval ejerce soberanía en los litorales y nuestro mar patrimonial, vigilando la preservación de los recursos naturales, todo esto con sus buques, aeronaves y unidades de Infantería de Marina. Y más recientemente al mando de las capitanías de puerto.

En estos días de polémica por el papel de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública, y particularmente con la Guardia Nacional que creará el próximo gobierno, es preciso saber que su ley orgánica señala que la misión de la Armada es emplear el poder naval (personal, buques, aeronaves, equipo, infraestructura, etc.) para la defensa exterior y coadyuvar en la seguridad interior del país, en los términos que establecen la Constitución, las leyes que de ella derivan y los tratados internacionales.

A lo largo de su historia, la Armada ha estado ligada al desarrollo económico y político del país y al bienestar de la sociedad, porque no solo es garante de nuestra soberanía y de nuestros recursos naturales, sino también uno de los primeros respondientes en casos y zonas de desastre, con capacidad para desplegar fuerzas de manera rápida y decisiva en cualquier lugar del país.

Los hombres y mujeres que integran la Armada (“pueblo con uniforme”, como los soldados, reconoce ahora el próximo presidente y comandante supremo) están motivados y en constante preparación en los diversos planteles navales, conscientes del rol que les corresponde en estos tiempos de cambio, a quienes inspira un sentimiento de orgullo de servir a la patria… “en la tierra, en el aire y en el mar”.

Anexo “1”

 Un destello de la vida a bordo

Un buque de la Armada es una pequeña ciudad flotante, capaz de abastecerse de agua y electricidad, con todos los requerimientos y adelantos tecnológicos para una navegación segura por varios días o meses. El número de tripulantes varía de acuerdo con la magnitud y el propósito del barco. La Marina tiene desde patrullas costeras hasta transportes de guerra, con más de 200 hombres: capitanes, oficiales, clases y marinería.

Para que funcione de manera óptima esa pequeña ciudad flotante, cada uno de los marinos cumple a bordo una función de acuerdo con su jerarquía y especialidad. Además de los oficiales técnicos que ejercen el mando y los principales cargos, hay marineros de cubierta, maquinistas, administrativos y otros con diversos oficios como cocineros, panaderos, carpinteros, soldadores, electricistas, torneros, etc. Hay un dicho marinero: “Todos son necesarios, pero nadie es indispensable”.

Todos los buques tienen un Plan General –ejemplo de organización y eficiencia– que establece perfectamente qué función corresponde a cada tripulante en los diversos zafarranchos (ejercicios) que se realizan, como el zarpe y atraque, de combate o de abandono de buque. Este plan privilegia la seguridad tanto del buque como de los marinos, porque uno requiere de todos, y es posible que todos dependan de un solo hombre. 

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