Integran la arquitectura con su entorno

Karla Arroyo Chavarría, Manuel Cambranis Vaught y Carlos Polanco Chuc trabajan en materializar cada idea de construcción con un enfoque de servicio humano.

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Fue en 2010 cuando los jóvenes arquitectos empezaron con sus proyectos. (Juan Albornoz/SIPSE)
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Cecilia Ricardez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Los arquitectos Karla Arroyo Chavarría, Manuel Cambranis Vaught y Carlos Polanco Chuc, quienes ganaron el Bienal de Arquitectura de Yucatán, son los jóvenes fundadores de Estudio 360°.

Los jóvenes trabajan proyectos arquitectónicos con un enfoque de servicio humano, pensando en cada construcción como una estrategia, que no impacta sólo en el cliente, sino en el entorno.

Actualmente ofrecen diseños integrales en los campos de arquitectura y urbanismo, desde la concepción de una idea hasta su materialización, lo que los motiva a explorar posibilidades y crear nuevas soluciones. 

Prevén a corto plazo incursionar en el ramo de la producción industrial y construcción.

¿Cómo nació este proyecto?
Carlos
: Los inicios vienen de la escuela, cuando en trabajos en equipo nos dimos cuenta que teníamos potencial para laborar juntos. 

Lo hicimos en distintos momentos antes de decidirnos a fundar la empresa. 

Además, cuando estábamos en el último semestre, nos preguntamos cuál era el siguiente paso y al coincidir que todos queríamos autoemplearnos, iniciamos con el despacho. 

En el 2010 comenzamos, primero sin local, ni oficinas y poco a poco crecimos.

Los jóvenes ofrecen diseños integrales en los campos de arquitectura y urbanismo, desde la concepción de una idea hasta su materialización

¿Cómo iniciaron financieramente?
Karla:
Teniendo como sede la sala de una amiga, con tan sólo capital humano, nos propusieron tener una reunión con la Dirección de Desarrollo Urbano de Progreso, a dar ideas y presentar proyectos. 

En ese momento no pensamos en lo que ganaríamos en dinero, sino en la oportunidad de aportar. 

Allí fue nuestro primer trabajo pagado, lo ganado lo invertimos en el negocio y nos dimos de alta en Hacienda.

¿Cuál consideran su ventaja competitiva? 
Carlos:
Más allá de la arquitectura, desarrollamos los proyectos como si fueran una estrategia, tomando en cuenta el contexto. 

Esto, ligado con el servicio humano, porque como arquitectos, no sólo trabajamos bajo técnicas artísticas, sino para generar ideas de valor que puedan trascender en el cliente y en su entorno. 

Manuel: Rompemos con la idea de que el arquitecto sólo diseña, nosotros tratamos de ver desde el punto de vista del cliente para hacer un mejor servicio y vislumbrar cómo va influir el espacio en su vida, creando ambientes.

Por ejemplo, cuando hicimos el edificio de gastronomía de la Anáhuac, más que espacios funcionales, se convirtió en un espacio en el que parece que están trabajando en un hotel o un gran restaurante, para no sólo tomar clases, sino vivir la experiencia del aprendizaje. 

¿Con esta visión de trabajo, qué retos han sorteado?
Carlos:
El reto de la espera y tener resultados a largo plazo, en este negocio las cosas no son inmediatas, a los clientes les puede gustar el proyecto, pero te lo aprueban después, incluso años después; en tanto, tenemos que buscar otras alternativas.

También el hecho de negociar con las ideas, cuando alguien trae una visión muy concreta y descubrimos que sus necesidades son diferentes, la labor de convencer se convierte en un reto.  

Karla: Con los años y la calidad probada de nuestro trabajo, aprendimos que vale la pena esperar.

¿Ser jóvenes en el mundo de la arquitectura cómo ha influido en su trabajo?
Carlos:
Es variable, porque por un lado tienen la duda de si lo haremos bien porque tenemos pocos años de experiencia y por otro, al vernos jóvenes, nos dan la oportunidad de presentar ideas innovadoras.

Manuel: Cumplir en tiempo, en forma y superando las expectativas, eso nos ha dado un respaldo.

Karla: Parte del éxito es escuchar a los que saben, no nos cerramos para aprender.

¿Cómo se ha reconocido su trabajo?
Carlos:
Recientemente ganamos una medalla de arquitectura en la Bienal de Arquitectura yucateca, por un edificio de la Universidad Anáhuac Mayab y mención de honor por un proyecto urbano en Palizada, Campeche.

Pero el mayor reconocimiento fue saber que lo que construimos influye positivamente en las personas. 

Una vez en una charla sobre nuestro trabajo, un estudiante de arquitectura de Palizada, asistió y nos felicitó por el buen impacto que generó lo que hicimos en su localidad.

Manuel: Cuando el cliente o usuario te dice que está disfrutando el espacio, es el mejor premio.

¿Cómo vislumbra su negocio en los próximos años?
Carlos: Ya pasamos los tres años críticos, ahora estamos en un proceso de renovación, mejorando nuestra imagen y hacia adentro, estamos trabajando en el área administrativa para que pronto tengamos a un responsable de esa área.

Proyectamos equipos de trabajo más grandes y comenzar aprovechar otra área, el diseño y fabricación de muebles.

¿Qué lecciones aprendidas en estos tres años podrían compartir?
Manuel: Que crean en sus sueños, pero que no se queden en ese nivel, sino que los aterricen, los lleven a la realidad, que no se rindan. 

A veces los planes no salen como uno quiere, pero tarde o temprano todo va a funcionar y los frutos son satisfactorios. 

Carlos: Ser honestos consigo mismos y los clientes, eso da seguridad y tranquilidad para saber que estás actuando bien. Eso te abre muchas puertas.

En lo financiero, cuiden el dinero, porque hay temporadas bajas y altas.

Karla: Elegir bien al equipo de trabajo, rodéense de personas comprometidas responsables y confiables para que el proyecto esté sólido.

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