Jóvenes con dulce futuro

Comercio y Estrategias Digitales trabaja en equipo con los apicultores del Estado, para que se profesionalicen; venta y exportación de miel.

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Ranier Sandoval y Jorge Peniche aconsejan a los jóvenes emprendedores que "se equivoquen, aprendan y sigan intentando, porque momentos difíciles siempre habrán, pero hay que tener paciencia". (Milenio/Novedades)
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Cecilia Ricárdez/Milenio
MÉRIDA, Yucatán.- Los jóvenes Ranier Antar Sandoval Padilla y Jorge Andrés Peniche Calderón unieron sus perfiles académicos, uno en negocios internacionales y el otro en mercadotecnia, para fundar la empresa Comercio y Estrategias Digitales, de la que se desprende el proyecto que les está abriendo camino en los negocios: la miel orgánica, producida en Yucatán. El nombre de la marca, “Guillermo y Julián”, rinde homenaje a sus abuelos.

Con la visión de apoyar a los apicultores con trato justo y opciones para profesionalizarse, trabajan en equipo con cientos de productores del interior del Estado. 

¿Cómo deciden apostar por la miel?

Realmente fue una decisión bien pensada, desde que estudiamos en la universidad  (Anáhuac Mayab) era amigo de Andrés, siempre quisimos hacer un negocio. Él estudió mercadotecnia y trabajaba en mercadotecnia digital, yo negocios internacionales y laboraba en exportaciones. Pensando en qué industria podríamos hacer algo con lo que sabíamos,  investigamos y buscamos qué sectores serían ideales para tener un producto qué exportar y que fuera a través de medios electrónicos, mediante plataformas virtuales y comercializarlo en tiendas en otros países, así detectamos el futuro en la miel.

¿Qué consideraciones tomaron para decidirse por la modalidad miel orgánica?

Estudiamos el mercado, investigamos qué se necesitaba para potenciarlo y así llegamos a la miel orgánica, una especialidad muy aceptada actualmente por el mercado que busca productos de origen natural, pero de gran calidad. En el proceso concluimos que debíamos ofrecer un producto terminado y que tuviera un valor agregado, que fuera rentable y cambiara la manera de trabajar. Esto significó un reto porque tuvimos que desarrollar una marca, definir canales de distribución, posicionar el producto, estudiar las preferencias del consumidor en otros lugares, no es sólo tener una buena miel, envasarla y venderla. Pensar en comercio justo, el tema orgánico, saber cómo se está aceptando en otros países, encontrar el mercado meta y por eso apostamos por este producto.

¿Cómo fue su proceso de financiamiento?

Desarrollamos el proyecto y fue seleccionado para ser incubado en la Universidad del Mayab, y luego aplicamos para un programa de la Secretaría de Economía, allí lo evaluaron y nos apoyaron con un préstamo de capital semilla, con este apoyo compramos el inventario, adquirimos las certificaciones que nos hacían falta, invertimos en la página de internet para posicionarlo en las tiendas que queríamos, en fin todos los insumos necesarios. Recibimos 200 mil pesos y nosotros  además invertimos para completar.

¿Cómo es la relación con sus proveedores?

Favorable, porque nosotros creemos en el comercio justo y en el desarrollo de los apicultores, que a su vez impactan positivamente en sus comunidades al ayudarlos  a ser más profesionales e insertarlos en el negocio.

De esta manera trabajamos con productores que ya tenían cierto nivel, que ya dominan técnicas de producción, no son principiantes y fomentamos que sigan produciendo de manera orgánica, también hay grupos con los que trabajamos y que capacitamos para que logren que el producto que elaboraban de manera convencional lo hagan orgánicamente y nosotros cerramos el ciclo, se los compramos y lo distribuimos.

Con esta aportación propiciamos que se profesionalicen y ofrezcan algo de mejor calidad. Les damos un trato y precio justo, demostrándoles que lo orgánico sí se puede vender, no sólo a nosotros, pero sí hemos generado lealtad. Ayudamos a que vean en el trabajo en equipo una forma de desarrollo, sin esperar apoyos del gobierno, sino relacionándose con el sector privado que tiene más exigencias y puede pagar bien.

¿Cómo lograr atender su mercado?

Trabajamos con apicultores de varias zonas como Chichén Itzá, Izamal y Dzitás, nosotros comercializamos y tenemos una alianza con una empresa que a su vez es una sociedad de producción, y con base en lo que necesitamos, le damos las indicaciones precisas para que nos entreguen el producto que vamos a vender.

Nuestra miel ha llegado a Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. En México tenemos además puntos de venta en la Ciudad de México, Guadalajara, Cancún, Monterrey y en varias tiendas de Mérida.

¿Cuáles son sus siguientes pasos como marca?

Consolidar el mercado de México, porque aunque nació con miras al extranjero y el enfoque en la exportación, detectamos que hay muchos consumidores nacionales y queremos crear conciencia en el uso de la miel natural orgánica para la salud en lugar de otros endulzantes. Queremos que la marca “Guillermo y Julián” se dedique a productos mexicanos orgánicos y labore bajo el esquema de comercio justo.

¿Cómo protegen su marca?

Ya registramos la marca en México, Inglaterra, está en proceso en EU y otros puntos de Europa para tener mayor protección. La compañía es Comercio y Estrategias Digitales y la marca que estamos  posicionando es “Guillermo y Julián”, el enfoque es humano y social, porque queremos aportar al desarrollo económico.

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