Si hacemos un repaso por nuestro querido México, nos encontramos que tenemos muchísimas debilidades, como puede ser la pobreza extrema, vemos marginación de grupos indígenas, violencia en todas sus manifestaciones, desde la que sufren menores en las escuelas y que ahora se llama bullying, pasando por la de pareja en el noviazgo hasta la intrafamiliar y la que se sufre en la calle en donde en algunos sitios los días se viven con mucha inseguridad; tenemos índices de desempleo, rezago educativo a pesar de las reformas, insuficientes servicios de salud; migrantes que vienen a nuestro país buscando oportunidades o tan sólo siendo un paso para llegar a Estados Unidos.

También narcotráfico, trata de personas, problemas en la sociedad por el abuso de alcohol y drogas, índices elevados de embarazo adolescente, bebés amenazados en el vientre de sus madres con leyes que los ponen en peligro de muerte y una sociedad confundida con las teorías de género.

Hay crisis por la corrupción e impunidad que derivan de los malos gobiernos, y como si todo esto fuera poco nos hemos visto afectados también por la naturaleza con huracanes y sismos de gran potencia. Sin embargo, todo esto aunque es mucho no quebranta la fortaleza del pueblo mexicano, estamos de pie a pesar de los pesares apoyándonos unos a otros.

¿Cómo lo hemos logrado? Ante este panorama muchos nos hemos preguntado qué hacer, y la respuesta la hemos encontrado en las redes de apoyo que se dan de modo natural; por ejemplo, en la familia cuando nos vamos uniendo para trabajar por los demás, luego con los vecinos, con los compañeros de trabajo, en asociaciones formales, colaborando con los esfuerzos de colegios, universidades, empresas e incluso con las autoridades.

Estas redes de apoyo se van dando como unas interconexiones dinámicas con otras personas que van influyendo en la sociedad, cumpliendo un papel fundamental para la misma persona y su entorno haciendo frente a situaciones diversas que vive la comunidad.

Cuando aportamos nuestro granito de arena, estamos ayudando a construir una sociedad más justa, haciendo algo no sólo por uno mismo, sino por la familia y por los demás, contribuyendo así al mejoramiento del bien común.

Algunas veces es posible caer en la tentación de querer culpar a otros por lo que nos sucede o lo que sucede en nuestro entorno, pero antes de repartir culpas es mejor preguntarnos si nuestra contribución no pudiera marcar la diferencia y ayudar en la solución de aquello por lo que nos quejamos.

Las desgracias naturales, la problemática social y todas las adversidades que enfrentamos son sólo el motor para muchas personas quienes a través de organizaciones las han convertido en su razón de ser, en lo que le da sentido a su vida para mejorar la de los demás que han sido menos favorecidos por sus circunstancias.

Personas que con gran dedicación, responsabilidad y compromiso permanente hacen que cada día sea diferente para otros, articulando una gran gama de habilidades, siendo creativos y colaborando y aportando conocimientos al servicio de los demás; superando a su vez las limitaciones naturales y propias dando paso a un crecimiento personal que nos enriquece en todo sentido.  Sabemos que juntos podemos más y eso explica el porqué México sigue de pie.