La 'cruz de la discordia' de Tekantó

Primero causó sorpresa por su aparición, luego los integrantes de una misma familia se la querían pelear y al final desapareció.

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Una cruz parecida a esta, que forma parte del Museo Paranormal, fue la causa de la discordia en una familia de Tekantó. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Hace unos días, durante la visita de unas personas de Tekantó al Museo Paranormal, vieron el “tridente mágico” que tenemos en exhibición (el cual consta de una cruz verde de madera y dos estatuillas de príncipes mayas) y de inmediato recordaron lo que ellos llaman “la cruz del olvido” de su pueblo natal.

De acuerdo con lo que me platicaron, cuentan que en los años sesenta, una familia conocida de Tekantó era muy devota en la religión católica y veneraban a varios santos, pero tenían una especial devoción a una antigua cruz verde de madera (conocida también como Copán), al grado que cuando murió el jefe de la familia, sus hijos llevaron esa cruz al panteón y la pusieron en el ataúd como recuerdo.

Se cuenta que en las siguientes semanas la cruz apareció en el altar de la casa del difunto y ellos lo tomaron como que por mandato divino la cruz quería permanecer en la casa y no en el panteón, pero como el señor tenía ocho hijos hubo pleito, ya que unos decían que seguro uno de ellos fue a buscar la cruz clandestinamente para llevarla a la casa, por lo que a la fuerza llevaron de nuevo la cruz al cementerio.

Así se la pasaron por al menos dos años con el pleito y dando de qué hablar en todo el pueblo. Se dice que al menos en diez ocasiones llevaron y trajeron la cruz del camposanto hasta que un día el sacerdote del pueblo, molesto por semejante situación, de plano lo que hizo fue “decomisar” la cruz y llevarla a la iglesia, pero era tanto el fanatismo de alguno de los hijos que a los pocos días la cruz fue “robada” y llevada de nuevo al panteón.

Infarto

“Para no hacer largo el cuento, se dice que un día el alma en pena del difunto se le apareció a todos sus hijos, uno a uno, para exigirles que dejaran de pelear, y fue tal su enojo que el hijo menor de la impresión al ver a su padre sufrió un infarto que por fortuna no lo mató”.

A raíz de todo esto fue que ya se aquietaron los demás hijos, pero cuando por fin todos se pusieron de acuerdo en honrar a la cruz verde o cruz de copán en un altar, descubrieron que la cruz desapareció del panteón. 

Por fortuna o por alguna extraña razón eso ya no fue motivo de pleito, pero lo raro es que con el  paso de los meses, años e incluso décadas ya nunca más nadie supo dónde quedó esa cruz, la cual era única, ya que tenía labrada en la parte de abajo las iniciales del difunto, y curiosamente cuando las familias del pueblo iban a alguna casa a un rezo y veían una similar, discretamente la revisaban para ver si no era la cruz “perdida”.

En tono de broma, uno de los presentes que estuvo en el Museo dijo que quería revisar nuestra cruz para ver si no era esa la que se había perdido, aunque ya de forma más seria dijo que posiblemente el alma en pena del difunto prefirió desaparecerla por el bien de todos.

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