La Independencia: evolucionar con convicción

Columna de la Maestra en Derecho Jéssica Saidén Quiroz.

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Doscientas noventa y cuatro palabras impresas en el Bando sobre tierras y esclavos, escritas por un modesto cura jesuita y profesor de gramática de Michoacán, transformaron la historia de una nación; una sola persona – Miguel Hidalgo y Costilla – trasladó la esperanza, el sueño de libertad de un México independiente.

 Antecedentes que reflejan la importancia del esfuerzo, de luchar por aquellos valores que trascienden lo cotidiano y alcanzan lo extraordinario. Muchas veces las circunstancias nos colocan en una disyuntiva crítica para la existencia de nuestro ser.

Emancipación de las cacicazgos antiguos o contemporáneos, a quienes en muchas ocasiones nos llaman insurgentes, seguimos la conciencia impoluta, abstrayendo las enseñanzas del camino, aprendiendo que si bien, la vida no siempre es justa, el legado se forja con el esfuerzo y la trayectoria, jamás traicionando nuestros principios.

En 1810, se produjo un cisma social que aún permea en las raíces de todos los mexicanos, movimiento inspirador permanente, reflejo y transparencia de un pueblo guerrero; pero a más de doscientos años continúan las injusticias, la desigualdad, la inequidad y la violencia de todo tipo.

Aquella independencia que se consiguió a sangre y fuego, hoy se obtiene sacrificándolo todo, arriesgándolo todo por mantener el ideal supremo del ser humano: servir a los demás.

Por más de una década – amparada en un instituto político - entregué mi mayor esfuerzo a la construcción de un mejor Yucatán y un mejor México, creyendo que debería existir una corresponsabilidad, un balance objetivo entre resultados y oportunidades.

Seguí sus ideales, su plataforma política y sus programas de trabajo en cada uno de sus procesos electivos, cuando aún no éramos Gobierno, cuando emprendíamos el deseo de trabajar por los grupos más vulnerables, de ser partícipes de una auténtica evolución comunitaria, de terminar con la corrupción.

Al ser invitada a participar en el servicio público, me despojé temporalmente, de la calidad de militante de este partido político y éticamente, trabajé para todos, sin distinguir colores o formas de pensar políticas distintas. Éste es unas de los pilares en la edificación en la democratización de la figura de autoridad.

Participé en un período electivo, en mi casa, en el municipio de Progreso, lugar donde crecen mis hijos, donde está mi familia y hogar de familias a quienes admiro por su tenacidad de luchar por lo que consideran justo.

Entregué muchas noches de insomnio, momentos alejada de mis hijos, derramé muchas lágrimas, entendiendo que si éstas servían para que más familias tuvieran bienestar, no me importaría hacerlo, porque ésta es la raíz del sacrificio.

Muchos de quienes se profesaron mis amigos, amigas o aliados tenían una agenda oculta marcada por el egoísmo de entregar tres años el Progreso a las manos equivocadas, sacrificaron el avance de un municipio.

Lección aprendida, seguí adelante, comprometida más que nunca, valorando a quienes estuvieron conmigo en esos momentos álgidos.

Decidí, ejerciendo mis derechos, separarme de ese organismo político, el PRI, porque desde mi análisis, dejó de vivir su propia plataforma política, su estrategia y sus planes de trabajo; la mejor evaluación fueron las pasadas elecciones.

No me encuentro afiliada a ningún partido político, pero no limitarán mi capacidad de discernir los proyectos de valor, independientemente de su origen ideológico. La polarización de las posturas le ha hecho mucho daño al país.

El amor que tengo por servir no tiene ni tendrá precio, hay que ser congruentes y lo demostré en el 2015, señalando a quienes permitieron que el egoísmo prevaleciera sobre el Progreso.

Seguiré siendo crítica, objetiva y directa en mis planteamientos, con el mismo empeño que le dedico a ser madre o con el que estudio mi Doctorado en Derecho.

Las pequeñas acciones, si las hacemos con la convicción necesaria pueden cambiar el rumbo de la historia, la Independencia continúa por el México que soñamos.

Maestra en Derecho y Doctorado por la Anáhuac Mayab.

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