La otra cara del concierto de Manzanero

El concierto para homenajear al cantautor yucateco Armando Manzanero en Chichén Itzá...

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El concierto para homenajear al cantautor yucateco Armando Manzanero en Chichén Itzá, el 3 de febrero, se realizó a pesar de que personal del INAH se manifestó en contra. Eso nos demuestra que funciona tener “amigos importantes arriba”, pues parece que da derecho a pasar por alto tanto las autorizaciones y el cumplimiento del protocolo para conservar el patrimonio arqueológico.

El evento recibió la clara desaprobación de los aluxo’ob, ya que, durante la intervención de Pablo Manzanero, se apagaron los reflectores y se fue el sonido durante diez o quince minutos. Entonces se oyeron los gritos: No se oye, no se oye… Uno de los organizadores se disculpó ante el público y explicó que el problema fue un cambio de voltaje que afectó la consola. Varias personas se retiraron.

Otro aspecto bochornoso y polémico al inicio del concierto fue que la esposa de Manzanero se apropió de la primera fila de sillas, a tal grado que no permitía a la esposa del gobernador ocupar su lugar. Varios de los asistentes a clase premium llegaban con aliento alcohólico e incluso con vasos de bebidas alcohólicas.

La otra cara de la moneda fue el comportamiento ejemplar de los pobladores de Pisté, a quienes solamente les permitieron asistir al ensayo de los artistas un día antes del concierto. Desde las seis de la tarde en la unidad de servicios había una larga cola de jóvenes, madres de familia con sus hijos y vendedores de artesanías. A los pobladores de Pisté les atrajo el legendario roquero mexicano Alex Lora, quien logró prender a los vecinos con la canción Las piedras rodantes, la cual corearon durante el ensayo. El día del concierto la misma melodía no pegó tan fuerte. Después de Alex Lora intervino Manzanero y los pobladores del Pisté abandonaron el sitio, ya que los sentaron alejados del escenario. En un acto discriminatorio no les permitieron a los verdaderos herederos de la cultura maya, originarios de Pisté, sentarse en las sillas premium el día del ensayo.

Para el gran concierto se esperaba a 5,200 asistentes, pero finalmente sólo se ocuparon 2,500 de las 3,500 sillas colocadas. Un funcionario que defendió a capa y espada a los empresarios comentó que la venta de boletos no representaba una ganancia ya que los ingresos fuertes se van a lograr con la venta del disco del concierto. Desafortunadamente, Manzanero ha declarado que se prepara otro concierto en Chichén Itzá, lo cual es preocupante. ¿Será que han descubierto un jugoso negocio con los conciertos en zonas arqueológicas?

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