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Cesar Pineda del Valle y Ana María Rincón Montoya escribieron acerca de un mito atribuido a una gran roca en forma de campana ubicada cerca de Huixtla, la cual mide 88 metros de altura por 186 de diámetro.

Dice la tradición que ciertos hombres robaron una campana en una iglesia de Guatemala con la intención de venderla. La cargaron y caminaron hasta llegar a territorio mexicano. Al aproximarse a Huixtla, la colocaron sobre la tierra para descansar y allí se quedaron dormidos. Cuando despertaron, aquella preciosa campana se había convertido en una mole de piedra, que ahora se puede apreciar desde la carretera, en la falda de la sierra.

Cuenta la gente de las cercanías que debajo de la piedra existe una caverna y que adentro de ella florece un hermoso pero encantado huerto. Los visitantes pueden comer la fruta que deseen, pero no la pueden sacar, pues los frutos se convierten en carbón.

También se dice que, en el fondo de la cueva, corre un arroyo de aguas cristalinas y, como allí hace mucho calor, la frescura del líquido invita a los visitantes a bañarse, pero pobres de aquellos que lo hagan pues jamás encontrarán la salida y se quedarán prisioneros para siempre del demonio.

La profesora Esperanza Torres Alegría aportó otra versión sobre la misma la piedra de Huixtla. Dijo que la gente del pueblo y los religiosos dominicos de Chiapa de Corzo ordenaron la fundición de 10 campanas, para las iglesias de ese lugar. Este trabajo se le pidió a los especialistas de Centroamérica. Una de esas campanas estaba destinada al templo de Santo Domingo de dicha población. Por este motivo se ordenó que la aleación para esta última fuera con mucho oro.

Cuando estuvieron listas las campanas, los religiosos fueron por ellas, y en la travesía de retorno pasaron por Huixtla. Entonces a una campana se le rompieron las amarras y cayó al suelo. En ese instante la campana se convirtió en la gigantesca piedra que ahora conocemos.

La gente de Huixtla cuenta que dentro de la piedra hay una cueva habitada por espíritus malignos y quien se atreva a penetrar difícilmente puede encontrar la salida, por los numerosos pasadizos internos y por caer en un estado de pánico.

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