La Sedeculta 'saca a la luz' 30 obras al año

Las publicaciones por cada título son de un millar, aunque hay casos excepcionales que los superan

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Algunos autores prefieren publicar sus obras sin el apoyo de casas editoriales. Imagen del libro Tiempos remotos de José Manuel Higareda Gutiérrez. (Milenio Novedades)
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Joel González/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Interesada más en la aportación cualitativa que cuantitativa, la Sedeculta mantiene un promedio de 30 libros publicados por año, de autores de la región que a través del arte incrementan el acervo cultural de Yucatán, afirmó Jorge Cortés Ancona, jefe del departamento de Fomento Literario y Promoción Editorial del organismo gubernamental.

El funcionario recordó que la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta) ha impreso libros de música, en cuestiones de tipo histórico, como el de las bandas locales, sinfónicas y orquestas populares, como los libros de Faulo Sánchez Novelo y los de partituras de Víctor Celis; así como ediciones de teatro yucateco de tipo documental, como el de Christian Rasmussen y muchos volúmenes de historia y ciencias sociales.

Destacó las recuperaciones de novelas que llevaban varios años sin publicado, como en el caso de Eligio Ancona, que además existían obras inéditas de este autor a las que no se tenía acceso.

“Al lector le interesa lo relacionado con la Península de Yucatán, tanto histórica como de costumbres y tradiciones”, señaló.

Añadió que de ese tema se publicó el libro La milpa, de Santiago Domínguez Aké, así como una gran variedad de títulos en lengua maya y en español o de condición bilingüe, así como la recopilación Los nuevos cantos de la ceiba vol. 2, coordinado por Donald Frischmann y Miguel May May, en la que participan más de 30 escritores indígenas.

Cortés Ancona dijo que la producción anual considera un enfoque de literatura para niños, con libros entre los que se puede citar Las sombras de Fabián, de Sergio Grossjean, y El misterioso mundo del Mayab de Adán Echeverría.

“El porcentaje de tomos editados de un tema es variable, ya que va de acuerdo con lo que se dictamina cada año”, indicó.

Explicó que las publicaciones por cada título son de un millar, aunque hay casos excepcionales que los superan, como se parecía en el caso del tomo Cine en Yucatán, el cual fue realizado en coedición con la Editorial Libros para Imaginar; el mismo tipo de colaboración se lleva a cabo con otras casas editoras como la Uady.

“Cabe señalar que la Sedeculta también edita autores foráneos que viven en la entidad”, apuntó. 

Y de cultura popular
  • Sedeculta publica libros de literatura (narrativa, poesía, dramaturgia y ensayo literario), además de arte, historia y cultura popular. Actualmente, la Secretaría tiene en espera 15 libros que entrarán a imprenta a finales de mes. 
  • Entre los temas más buscados por el público local está la narrativa. En este género está el libro de cuentos de la yucateca Carolina Luna, obra que tiene que ver con la vida urbana de Mérida en los años 90.

Ven escaso interés en los concursos para publicar

Por otro lado, pese a la producción literaria, son pocos los escritores que se animan a buscar apoyo para publicar sus obras, y la mayor parte de ellos tienen un trabajo aparte, ya que no cualquiera tiene los recursos o la “suerte” de vivir de sus obras.

"Me parece que por parte del Gobierno del Estado y del Municipio de Mérida existe apoyo para promover la literatura; siempre ha habido oportunidad para los círculos de lectura, talleres de narrativa, entre otras actividades de fomento, donde se coincide con grandes literatos", señaló José Manuel Higareda Gutiérrez, escritor y empresario.

No obstante, consideró que en la selección que se realiza por medio de un jurado en un concurso se pueden encontrar “obras peregrinas”, autores que no están en el nivel para competir con gente talentosa.

“También es cierto que no siempre se publica al mejor ni al que lo merece”, dijo.

Higareda Gutiérrez indicó que muchas veces pueden existir intereses, por lo que los jurados deberían ser plurales, ciudadanos, no intelectuales, pero procurando que sean lectores, porque con base en escritores puede haber recelos.

Reconoció que las instituciones del Gobierno del Estado que se dedican a la literatura ayudan a la publicación de textos, brindan apoyo para imprimir mil ejemplares; luego se hace la presentación en varios lugares y después le dan al escritor un porcentaje de la obra, y el otro se mandan a librerías y bibliotecas.

A pesar de lo anterior, señaló que donde se debería trabajar mejor es en la difusión y en la promoción de los autores, porque a veces los propios institutos se quedan con cajas de las obras literarias, que se echan a perder por la humedad.

Sobre la cultura editorial, destacó que en el Estado se han hecho intentos y que algunas librerías se han aventurado a iniciar la impresión de obras con tirajes pequeños.

“En mi experiencia, publiqué Tiempos Remotos por mi cuenta; no quise pasar por la selección de obras de las diversas instancias, además de que contaba con la oportunidad económica”, dijo. 

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