'La Virgen de Guadalupe nos acompaña en la historia'

El arzobispo Emilio Berlie recuerda que la Morenita del Tepeyac apareció en la primera bandera de México en las luchas de Independencia.

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El Arzobispo Emilio Carlos Berlie ofició dos misas especiales para la Virgen de Guadalupe. (Luis Pérez/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- "La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de San Juan Diego fue un signo profético de un abrazo”, expresó el Arzobispo de Yucatán, Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, al referirse a las reflexiones del Papa Francisco sobre la Virgen de Guadalupe, advocación que se festejó a nivel mundial y de manera particular en México.

El prelado ofició dos misas especiales para la Morenita del Tepeyac; la primera por la mañana en el mercado Lucas de Gálvez y la segunda por la tarde, que fue una celebración pontifical, en la que otorgó indulgencia plenaria a los presentes en el Santuario Diocesano en honor de la Guadalupana, ubicado en el Barrio de San Cristóbal.

Monseñor Manuel Góngora concelebró la eucaristía  como parte de su último año de servicio en la parroquia, ya que el 19 de diciembre cede el cargo al sacerdote Pedro Mena Díaz para continuar su labor en la iglesia de Santa Lucía. En este sentido, durante la eucaristía, un grupo de fieles desplegó una manta con la palabra “amigo”, en alusión al hasta hoy párroco. 

De acuerdo con datos de la oficina parroquial del templo mariano, se registraron 25 mil antorchistas de distintos puntos del Estado y el país, y casi el doble de visitantes que refrendaron su fe a la Reina de México y Emperatriz  de América. 

Los peregrinos  destacaron por sus creativas indumentarias guadalupanas y por sus expresiones de fe para cumplir sus mandas. Algunos cargaban imágenes incluso con dimensiones superiores a su propio cuerpo.

“La fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe es una de las más estimadas y celebradas por el pueblo de México y por todo el Continente Americano… representa y acompaña las diversas etapas de nuestra historia: aparece por primera vez en la misma cuna y origen de nuestra nacionalidad. 

Más tarde su imagen fue enarbolada como la primera bandera en las luchas de Independencia; y desde entonces, en su Basílica, la casita que ella pidió, ha permanecido con nosotros para, como ella misma dijo, ‘mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su piadosa Madre’. Ella ha estado con nosotros en las horas luminosas y en las oscuras, en las tristes y en las alegres”, apuntó monseñor Berlie Belaunzarán.

Referencia histórica

El Arzobispo destacó que la celebración guadalupana tiene un contenido cultural y de tradición, pero está inscrita en el calendario litúrgico de la Iglesia de manera especial hoy después de que San Juan Pablo II, en el marco de la exhortación apostólica Ecclesia in América, en enero de 1999, determinó que la celebración de esta aparición de la Virgen tuviera el grado de “fiesta para toda América”, porque Santa María de Guadalupe es espiritual y geográficamente el punto de unión entre las tierras del sur y del norte del Continente Americano.

“La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de San Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después”, dijo.

“Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pueblos y a los pobres y marginados de todas las épocas. América es una tierra generosa”, expresó citando al Papa Francisco.m

Generosa bienvenida a peregrinos

Arroz con leche, tortas, jugos y tamales fueron parte de los alimentos y bebidas que familias yucatecas ofrecieron a los peregrinos guadalupanos,  para ayudar a mitigar la sed y el hambre provocada por prolongados recorridos y horas sin descanso.

Todos los que apoyan tienen el común denominador del agradecimiento, porque su manera de compartir las bendiciones recibidas es a través de esta donación a los antorchistas.

Este acto de solidaridad se concentra en el atrio del Santuario de la Virgen de Guadalupe, en el barrio de San Cristóbal, aunque también hacen lo propio los integrantes del Centro Guadalupano de Evangelización y Promoción Social  y familias que se ubican en  el Periférico para ayudar a los feligreses que pasan rumbo al templo mariano.

Devotos, como Carminia Tun Catzín,  junto con sus hijos, marido y cuñada, se colocaron en una calle aledaña  a la iglesia para ofrecer 300 tamalitos y la misma cantidad de vasos de arroz con leche. Recordó que en años anteriores ella y su familia realizaron peregrinaciones, y conocen el cansancio y el hambre que se siente tras un largo recorrido.

También participaron en esta labor, las familias Franco Ferráez y Ramírez Ferráez,  quienes comparten el compromiso desde hace cinco  años; en tanto los Martín Sánchez llevan tres años en la encomienda y la familia Góngora Contreras se estrenó la noche del 11 de diciembre. 

Así como ellos muchos feligreses  organizados, se colocaron en el atrio de la iglesia durante varias jornadas, aunque las más intensas fueron el 11 y 12 de diciembre, tanto en el barrio de San Cristóbal como en las carreteras por donde transitaron los más de 25 mil antorchistas. 

Cerca del Santuario Guadalupano destaca la familia Faber, que sigue una tradición de más de 20 años de regalar comida a peregrinos que llegan a Mérida.

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