Le dieron un aventón a una 'mestiza fantasma'

En el auto había tres personas: una que manejaba, otra que se sintió enferma y otra que desapareció.

|
Muchas personas han visto a fantasmas en carreteras, que son las almas en pena de quienes fallecen allí. (Jorge Moreno/Milenio Novedades)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Jorge Moreno/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- En días pasados platiqué con un policía municipal de Tekax, quien me contó brevemente que hace unos 15 años le dio un aventón a una persona que resultó ser un fantasma.

 “En ese entonces acudí por la noche a Oxkutzcab a ver unos asuntos, fui acompañado por mi hermana y cuando estábamos de regreso como a las diez, vimos  a una mestiza, nos detuvimos para darle el aventón y ésta se subió al auto (un Tsuru II), pero de pronto mi hermana se empezó sentir mareada y me pidió que me detuviera porque quería vomitar.

“Conforme fui bajando la velocidad, viro a ver y me doy cuenta que la mestiza ya no está dentro del coche; le dije a mi hermana y del susto hasta las náuseas se le quitaron. Cuando llegamos a la casa se los platicamos a nuestros papás, pero como que no nos creyeron, tiempo después unos amigos me dijeron que esto ya había pasado con anterioridad allí, pues dicen que en ese tramo falleció una mestiza”.

Este caso me recordó a otro parecido, el de un policía que pertenece a la Municipal de Mérida, que hace un par de años contó su historia en esta sección: “Mi nombre es Gustavo y me gustaría que publicaran mi historia verídica, y siempre he leído De Peso y más desde que empecé a ver que ponen los casos de fantasmas que le han ocurrido a los colegas policías de todo el estado.

“Bueno, hace seis meses, tuve dos días de descanso y aproveché para ir a visitar a mis abuelos al pueblo de Panabá, aparte que tenía tiempo que no los veía, uno de mis sobrinos, que vive allí, tenía su computadora descompuesta y como sé de reparaciones quise aprovechar para llevarle una que ya no me servía en la casa y de paso componer la de él, que de antemano está muy viejita y, por consiguiente, muy lenta.

“En el camino de ida no pasó nada raro, quizás porque fui de día. Al día siguiente me quité de allí a eso de las ocho de la noche, pues el viaje es largo, ya que son mínimo dos horas de retorno a Mérida.

“Me subí a mi vocho y de bajada empecé a escuchar música; viajé solo, bueno a la ida llevé a mi mamá pero ella decidió quedarse unos días más. Antes de decirles lo que me pasó, quiero aclarar que años atrás trabajé como chofer y por eso estoy acostumbrado a viajar de noche.

La aparición

“El caso es que a la altura del entronque de Yalsihón, cerca de donde hay un rancho maderero, de pronto vi a una persona que pedía parada. Al principio, por instinto bajé mi velocidad, pero no para detenerme, pues sé que es peligroso ayudar a desconocidos, pero conforme me fui acercando grande fue mi sorpresa al ver que el rostro de esa persona, estaba ¡desfigurado y con sangre!

“Momentos antes sentí mucho frío y fue tal mi impresión que me persigné, pero por un instante creí que a lo mejor sufrió un accidente y necesitaba ayuda. No había yo avanzado ni siquiera 50 metros cuando decidí dar vuelta en “u” para ver si lo podía ayudar, pero para mi gran sorpresa ya no había nadie.

“No era posible que se hubiera ido o se hubiera guardado pues no tardé ni diez segundos en maniobrar mi auto; además, si fuera una persona que estuviera pidiendo ayuda, menos se guardaría.

“Pero eso no es lo más extraño y hasta terrorífico, ya que cuando maniobré de nuevo para continuar mi viaje a Mérida, al ver en el espejo retrovisor me doy cuenta que hay una persona sentada en el ¡asiento trasero! Y con la cara llena de sangre, es decir era la misma persona que momentos antes vi.

“No había forma que se hubiera subido, pues nunca frené por completo, además de que los vochos solo tienen dos puertas. Instantes después desapareció, evidentemente se trataba de un fantasma. Vaya que me dio miedo esa noche, estuve temblando el resto del camino y fui muy lento a 40 ó 50 por hora, sobre todo con el temor de que aparezca de nuevo y me hiciera algo o que me haga dar un volantazo.

“Cuando le conté esto a mis parientes, me dijeron que a lo mejor se trataba del alma en pena de alguna persona que falleció en ese tramo de la carretera y que no puede descansar en paz. Yo no sé qué fue, pero desde eso no he regresado al pueblo y créanme que no lo haré pronto y menos manejando solo”, finalizó.

Lo más leído

skeleton





skeleton