El manjar que genera codicia y hasta una guerra

El codiciado producto, que al año genera mil 443 millones de pesos, es el botín que motiva enfrentamientos entre pescadores.

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¿Cuánto ganan los empresarios con la pesca legal de 1,500 toneladas de pepino de mar por temporada? Casi nada: 75 millones de dólares por periodo. (SIPSE)
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Juan Pablo Becerra/Milenio
MÉXICO, D.F.- Es una guerra. Una en la que todavía no hay muertos, pero sí heridos. Una aún sin mutilados, pero sí con daños materiales. Y como siempre, detrás de la retórica de quienes pelean hay una sola razón para combatir: la codicia. La codicia que provoca el dinero. Mucho dinero: al menos 111 millones de dólares anuales, mil 443 millones de pesos. Ese es el monto del botín en disputa en las batallas navales por el pepino del mar (un manjar para asiáticos), que pescadores y furtivos dirimen en las aguas del norte y oriente de Yucatán.

Es una guerra submarina financiada por empresarios legales e ilegales, confirma a MILENIO el gobierno de Yucatán. Una conflagración marítima con aires de escaramuza pirata, que ya amenaza con pasar de los choques con gasolina y arpones, a los disparos: “Esta es la última oportunidad para los gobiernos, o nos armamos y defendemos como en Michoacán. Creamos nuestras autodefensas de mar”, dicen los pescadores de San Felipe, frente a cuyas costas hace dos semanas se suscitó un enfrentamiento en alta mar entre más de 50 embarcaciones (40 furtivas contra 11 legales), lo que dejó seis heridos y dos embarcaciones quemadas…   

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Primero los datos duros. Las millonarias cifras que provocan la disputa entre los pescadores del municipio de San Felipe y quienes son acusados de ser furtivos, pescadores ilegales oriundos de los municipios de Progreso y Dzilam de Bravo, o provenientes de otros estados y residentes en esos lugares gracias al financiamiento de vendedores de la especie marítima tan solicitada en Asia.

Legalmente, para que no se extinga, el pepino de mar solo puede ser pescado 30 días al año, 15 en febrero-marzo y 15 en julio-septiembre. O, bien, el gobierno federal, a través de Conapesca, fija una cuota anual de captura medida en toneladas.

Una lancha, con su buzo y navegante, obtiene, al menos, 250 kilos por día de pepino buceando con compresoras, con trajes de astronauta, según explican los pescadores de San Felipe, que colinda con Río Lagartos, parque natural famoso por sus cientos de flamencos. Eso implica 7 mil 500 kilos por los 30 días de temporada de pesca, 7.5 toneladas.

En San Felipe se hacen a la mar 200 botes, entre cooperativistas y permisionarios. Obtienen un millón 500 mil kilos por las 200 lanchas en una temporada. Mil 500 toneladas. Eso es lo que informan a MILENIO. El pepino de mar lo pagan a 35 pesos el kilo. Ganan, en conjunto, 52.5 millones de pesos por temporada, 262 mil por lancha. Una vez que se acaba ese dinero, los pescadores van por escamas, pulpo y langosta, cuando no hay veda. Así viven, dicen que muy bien, respetando desde hace 40 años los ecosistemas.  

Pero, y los empresarios que les compran ese “oro de mar”, como ya le llaman al pepino, ¿cuánto ganan con esa pesca legal de mil 500 toneladas por temporada? Casi nada: 75 millones de dólares por periodo. Sí, 975 millones de pesos. ¿Por qué? Porque esa es la estimación del costo por tonelada del pepino de mar puesto en Asia: 50 mil dólares por tonelada, según dice a MILENIO el secretario de Gobierno de Yucatán, Víctor Caballero: “No es mi tema, pero me han dicho que cuesta arriba de 50 mil dólares la tonelada. Entonces, es muy atractivo el negocio...”

Codicia sin límites

Pero no bastan esos 75 millones de dólares anuales. No son suficientes esos 975 millones de pesos al año. No. La codicia no tiene límites. Y por eso, empresarios “legales e ilegales”, informa Caballero, financian y equipan a pescadores furtivos. Y a ellos, a los pescadores furtivos, los mandan a depredar las aguas de San Felipe, porque ya se acabaron las especies que había en Progreso y Dzilam, según cuentan los pescadores locales. 

Supongamos que los furtivos se colaran nada más un día a la semana. Cuatro veces al mes. Pongamos que se tratara de las 60 lanchas furtivas que recientemente atacaron en altamar a 11 embarcaciones de San Felipe. Son 250 kilos por sesenta lanchas al día: 15 mil kilos, 15 toneladas por ese día. Por cuatro semanas, 60 mil kilos al mes. Sesenta toneladas. Al año, 720 mil kilos, 720 toneladas.

Les pagan 35 pesos por kilo. Son 25. 2 millones de pesos al año lo que ganan los furtivos, 420 mil pesos anuales por lancha, 35 mil pesos al mes para cada embarcación. 

¿Y el empresario que financia a los furtivos? Él obtiene 36 millones de dólares al año, porque lo vende en Asia a 50 mil dólares la tonelada: 468 millones de pesos anuales. Eso genera ventas por 39 millones de pesos al mes. Nada mal para la codicia. 

En resumen, son 720 toneladas de una pesca conservadora de los furtivos, más mil 500 toneladas de los legales, lo que hace un total de 2 mil 200 toneladas anuales. Entre pesca lícita e ilícita, unos ingresos finales de mercado, puesto el pepino de mar en Asia (donde se paga a 50 mil dólares la tonelada), de 111 millones de dólares al año, mil 443 millones de pesos anuales. Esa es la razón de la guerra del pepino en Yucatán.

Y quienes la venden ya en Asia ganan bien: expenden el producto en al menos tres mil pesos el kilo. Eso representa el equivalente a 6 mil 600 millones de pesos de ingresos nada más por las 2 mil 200 toneladas de pepino de mar yucateco, más de 507 millones de dólares.

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Pero, más allá de las cifras, están las historias de las confrontaciones en altamar entre pescadores legales y furtivos. Confrontaciones con bombas molotov y arpones. Y lo que advierten los pescadores legales: si no se resuelve ya el asunto, se van a armar para proteger ellos mismos el mar y confrontar a los furtivos. ¿Y qué dice el alcalde del lugar? ¿Y el gobierno de Yucatán qué dice de todo esto? Mañana…

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