Llamadas del más allá

Algunas personas aseguran que familiares recién fallecidos se han comunicado con ellas por teléfono convencional o celular.

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Quienes han vivido esta experiencia aseguran que es real. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Un fenómeno paranormal poco conocido y que en lo personal sólo he visto en cuatro ocasiones (todas en la ciudad de Mérida) es el conocido como “las llamadas telefónicas de los muertos”.

Hace un tiempo, una joven del fraccionamiento Vergel me entregó un audio que tenía en su teléfono celular; se trataba, según ella, de la voz de su padre ya fallecido, en una llamada telefónica que recibió después de la muerte de su progenitor.

Si bien es cierto que es muy difícil comprobar si se trataba de la misma voz (lo comparé con un video en VHS en donde hablaba el señor cuando aún vivía); tiempo después, en la colonia Díaz Ordaz ocurrió un caso casi idéntico, la señora aseguraba que su difunto esposo le había llamado por teléfono horas después de su muerte (falleció de un infarto fulminante en su centro de trabajo).

El deceso oficial ocurrió a las nueve de la mañana con cinco minutos y la llamada la recibió poco después de las 11:00 horas. Fue un caso muy sonado, aunque la señora pidió guardar el anonimato. 

Estos casos son más comunes de lo que uno pudiera imaginarse, lo difícil es obtener pruebas, ya que no todos tienen contestadoras en sus casas o graban sus llamadas, ya sea en teléfono casero o celular.

En Estados Unidos es donde se han hechos más investigaciones al respecto, tal y como mostraré a continuación. 

Caso de Mary Meredith

Cuando en Agosto de 1997 Mary Meredith regresó a casa, luego de pasar una semana en un hospital de Oklahoma, Estados Unidos, encontró una carta de su madre en la que le informaba que Shirley Jean, una prima de Mary, había muerto. Justamente en ese momento sonó el teléfono y una voz conocida dijo “Mary, soy Shirley Jean”.

Mary acusó a la persona que llamaba de jugarle una broma pesada y colgó el auricular. El teléfono sonó de nuevo y la misma voz le preguntó por su salud; además, insistió en que la había visitado en el hospital. El volumen de la voz bajó y se desvaneció entre la estática, con las palabras “Mary, te llamaré de nuevo”.

Pocos años después, el parapsicólogo D. Scott Rogo entrevistó a Mary Meredith y ella insistió en que no pudo haber confundido la voz de su prima; eran muy allegadas y se hablaban a menudo. Este incidente no es único. En esa década, Rogo y su colega Raymond Bayless efectuaron una investigación sobre los mensajes telefónicos del más allá. Que culminó en 1999 con la edición del libro “Calls from the Dead” (llamadas desde el más allá).

Su trabajo inspiró una investigación similar en Italia. Emma Portocalschi, de Turín, refirió al investigador G.M Rinaldi un incidente que también ocurrió en 1977. Había regresado a su casa desde el hospital, donde su esposo había muerto a las cuatro de la madrugada. A las siete sonó el teléfono y un hombre pregunto “Emma, ¿por qué éstas todavía en casa? Te estoy esperando”, sorprendida y asustada reconoció la voz de su difunto esposo. Hasta el día en que él murió, ella la había visitado cada mañana a las siete.

El personaje principal de la novela Beard’s Roman Women, de Anthony Burgess, recibe llamadas de su esposa muerta. Rogo preguntó al autor británico de dónde había tomado la idea y él le informa que la novela era esencialmente autobiográfica. Las llamadas habían tenido lugar como narraba. Burgess añadió que eran sin exagerar “una maldita molestia”.

En la mayoría de los casos, Rogo y Bayless descubrieron que las llamadas se producían sólo durante un periodo corto, con unas cuantas palabras y, por lo general la interferencia estática era más fuerte que la voz. Sin embargo, en pocos casos las conversaciones podían durar hasta media hora.

Cuando quien recibe dichas llamadas sugiere una reunión, la persona que llama siempre se niega con cortesía. Una explicación de este fenómeno puede ser que las personas vivas simplemente no logran olvidar a sus seres queridos y sienten consuelo al creer que ellos aún se comunican.

Algunos casos se consideran fraudes, enfermedad mental, sueños vívidos, alucinaciones o fantasía. 

Rogo, quien murió asesinado en California en 1990, no terminó su investigación, y la mayoría de los parapsicólogos consideran, en la actualidad, que los indicios de las llamadas telefónicas psíquicas son demasiado débiles para investigarlos a fondo, pero esto no significa que no exista el fenómeno, tal y como pude comprobar en los casos ocurridos en el fraccionamiento Vergel y la colonia Díaz Ordaz.

Un par de casos también me llegaron de Mérida apenas el año pasado, aunque sólo fue una plática informal, por lo que no hubieron bases para documentarlos o, al menos, hablar con los protagonistas.

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