Los 3 poderes que les dio mamá

Personalidades de la vida pública de Yucatán comparten enseñanzas maternas.

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Rolando Zapata Bello.- Gobernador de Yucatán. (SIPSE)
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SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Son las primeras en levantarse y las últimas en acostarse. Durante la larga jornada están pendientes de sus hijos y no se cansan de repetir, una y otra vez, consejos para encausarlos por el buen camino.

Son las mamás. Son el eje de las familias yucatecas y, en algunos casos, el factor primordial que definió la vocación de los principales actores sociales, políticos y religiosos de la entidad.

Al celebrarse hoy el Día de la Madre, personajes de la vida pública abrieron para MILENIO NOVEDADES el cajón de los recuerdos.

Y más: algunos de ellos nos compartieron las fotos con sus madres y otros, como el jefe policiaco Luis Felipe Saidén Ojeda, solicitó comprensión para no difundir las imágenes de su madre, por obvios motivos de seguridad.

Los entrevistados nos compartieron las 3 principales enseñanzas que recibieron de sus madres: disciplina, valores y ejemplo, con lo cual incluso lo que a la postre sería su vocación profesional.

¡Gracias, mamá, por tus enseñanzas!

Mi madre, Ofelia Bello Paredes, me inculcó valores como el respeto, la dedicación y el esfuerzo, que han sido fundamentales en mi trayectoria pública y en mi vida personal. Con su ejemplo, me enseñó a tratar a todos por igual, sin importar su condición; a cumplir mis obligaciones y mis promesas; a poner todo mi empeño en mis labores y, sobre todo, a dar lo mejor de mí para ayudar a los demás. Como maestra, le agradezco haberme enseñado a ser disciplinado, pero más aún, el gusto por la oratoria, por la poesía y por el estudio, afirmó Rolando Zapata Bello, Gobernador de Yucatán.

Sus consejos están llenos de sabiduría, pero en particular, la disciplina y el trabajo en favor de los demás son factores que han marcado mi vida y que fueron decisivos para desarrollar mi vocación de servicio público desde muy pequeño.

Ahora, como Gobernador, sus enseñanzas, los buenos hábitos y los valores que me inculcó son una fortaleza que me permite tomar mejores decisiones, siempre buscando el bienestar de todos los yucatecos.

Recuerdo cuando me ayudaba a prepararme para los concursos de oratoria y declamación, porque como maestra tenía una postura crítica que me impulsaba a mejorar y, sobre todo, me daba ánimos como sólo una madre puede hacerlo. 

A todas las madres yucatecas les doy las gracias por su esfuerzo, por su trabajo, por el amor que brindan y por los valores que transmiten, porque son elementos fundamentales para el bienestar de sus familias y de Yucatán. ¡Muchas felicidades en este día!

La gratitud a Dios lo aprendí de mi madre

Mi madre, indudablemente, fue importante para decidir mi vocación, porque ella trabajó tres años en la coronación pontificia de la Santísima Virgen María. Siento que eso fue algo que me impactó. Siempre estuvo apoyada en mi padre, todo lo hacían en común. A mí, de joven, me marcó mucho. Era sumamente significativo para nosotros en Aguascalientes, dijo Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, Arzobispo de Yucatán.

María Luisa Belaunzarán Aizpuro, mi madre, nunca estuvo insertada en los procesos productivos y se sintió perfectamente realizada como mujer, esposa, madre y como animadora de familia. Ahora están distorsionando eso, con la inserción de la mujer en el campo productivo, como si ese fuera la única esfera de realización humana.

Tengo enseñanzas muy hermosas... Mi madre era una mujer muy ordenada, preocupada por el tejido de la familia.

Una madre siempre está velando por sus hijos, acompañándolos, aconsejándolos, cercana a ellos.  Una de las enseñanzas más grande de mi madre, fue su religiosidad… Una madre tiene que educar a sus hijos en la religiosidad, con la que se cultiva el sentido de la gratitud a Dios y la alegría para vivir, y todo esto lo aprendí de mi madre.

Mi gran motor en la vida

Para mí, mi mamá es un gran motor de muchas de las acciones que he logrado en mi vida, comentó Renán Barrera Concha, Alcalde de Mérida

Le agradezco que haya hecho aventarme a cosas o situaciones que, a veces, nos da miedo realizar; pero eso fortalece el espíritu.

Recuerdo que cuando era niño fui muy inquieto y solía participar en todo tipo de eventos… Siempre le rendí homenaje en las actividades de las escuelas.

Mi mamá, Ana Concha Ávila, fue una de mis principales impulsoras. Me gustaban mucho los títeres, y me apoyó a construir mi teatro y a presentar funciones para niños de kínder cuando yo estaba en primaria aún.

En ese entonces, ella me ayudaba a instalar el escenario, hacer la función, desinstalar mi teatro y llevarlo a otra función. Que una madre apoye los proyectos de un niño no tiene nombre.

Ya de grande, mi madre me acompañaba a llevar serenata con diferentes amigos de la escuela,  pero la principal enseñanza que le ha heredado, es tener siempre las agallas de atreverse a hacer las cosas.

Sus consejos me forjaron

De mi madre Beatriz Elena Rodríguez Escoffié recuerdo enseñanzas que me marcaron, como  seguir siempre adelante y no darme por vencida, comentó Celia Rivas Rodríguez, Fiscal General del Estado.

En ocasiones, la vida plantea situaciones que se presentan muy cuesta arriba, pero es ahí donde uno debe mostrar coraje, el carácter suficiente, los arrestos y la imaginación para solventar tal o cual situación.

Otra de las enseñanzas que recuerdo es la importancia de la preparación; ella siempre insistió en la trascendencia de prepararse, de estudiar y de capacitarse, ya que cada persona forja su futuro.

Mi madre siempre hizo énfasis en la honestidad, la lucha y el trabajo para conseguir lo que uno quiere. Es un hecho que en el proceso de formación de cada persona la mamá juega un papel trascendental, pues son ellas el eje central de las familias.

Cuando eres adolescente y escuchas el consejo materno, en ocasiones no lo comprendes, o quizá no lo tomas con la seriedad del suceso, pero cuando entras a la etapa de madurez reparas en aquellas sabias palabras que recuerdas como reglas de vida, como faros que te marcan el camino.

Con el corazón te digo: eres una gran mujer

Mi madre, Irma Ruth Jiménez García, es una mujer con una fe infinita, una gran mujer. Debo admitir que nunca se lo he dicho. He aprendido tantas cosas de ella, que no es fácil puntualizar alguna… es maestra, ¡imagínate! aseguró orgullosamente Luis Hevia Jiménez, Presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado.

De niño no entendía por qué siempre se levantaba antes que nosotros y se iba a trabajar para regresar por la noche. La recuerdo trabajando todo el tiempo, mientras mis tías o mi abuela nos cuidaban. Trabajaba de sol a sol para que mis hermanos y yo tuviéramos un futuro.

Mi madre es una mujer que, ante las adversidades, se esfuerza aún, más movida por su fe en Dios; creo que eso le ha dado la capacidad de ser feliz. La admiro por conservar esa capacidad de sorprenderse y emocionarse por las cosas más sencillas de la vida. 

Es una mujer que siempre tiene una sonrisa para compartir, que siempre tiene cumplidos para todos sus hijos. Para mí, y estoy seguro que para mis hermanos, estar con ella es como rellenar tu tanque de amor propio, que tanto te disminuyen en la vida diaria. 

Esa es mi madre, la maestra que siempre comparte su fe y felicidad, la maestra que siempre está ahí para dar.

Siempre en mi mente…

De mi madre aprendí el amor al prójimo, ayudar a las personas, pero principalmente me enseñó valores que pongo en práctica todos los días en este trabajo en beneficio de la sociedad yucateca, afirmó Luis Felipe Saidén Ojeda, Secretario de Seguridad Pública.

Siempre tengo presente a mi madre, pues es un ejemplo de tesón, dedicación y amor por la familia. Me brindó una estricta educación, pero al mismo tiempo, era amorosa.

Crecer en un entorno familiar sano es una de las más grandes dichas, y en casa tuvimos siempre como artífice de esa convivencia a mi madre, Francisca Ojeda de Saidén, con la que mantengo esa  gran convivencia. 

Me enseñaste a luchar

En casa, la figura materna fue fundamental, pues además de los valores morales, mi madre me inculcó a dar todo el esfuerzo y a no darme por vencido ante la adversidad, aseveró Marcos Celis Quintal, Presidente del Tribunal Superior de Justicia.

Mi padre era muy grande cuando nací, de modo que mi madre, doña Elvia Quintal Quintal, fue la encargada de la educación y formación, que dieron resultado que haya llegado a la posición en donde estoy.

Una de las cosas que más recuerdo es cuando cursaba el segundo grado de primaria y estuve a punto de reprobar. Mi madre me hizo tomar un curso de verano para presentar el examen y pasar a tercero, así continuar los estudios y ser responsable. Ella siempre estaba pendiente de mí.

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