Manjares de México en el cine nacional (1)

Quién no recuerda la frase “para chuparse los dedos”...

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Quién no recuerda la frase “para chuparse los dedos” que escuchamos casi siempre cuando alguien concluyó un festín y quiere explicarnos que lo que saboreó era un deleite, una sensación inconmensurablemente deliciosa. Quién no recuerda los colores, los aromas y sobre todo la explosión satisfactoria que algún alimento provocó en su paladar… pues de eso el cine mexicano tiene muchas referencias, como a continuación les voy a contar.

Así pues, para contar esta historia de delicias y pasiones, habrá que citar al multipremiado director brasileño Glauber Rocha, quien en la década de los sesenta estableció un discurso en torno al concepto que denominó la estética del hambre, donde manejó justo el aspecto contrario al que vamos a destacar, poniendo énfasis en los problemas y complejidades que vivían (y viven aún) las sociedades latinoamericanas para poder alimentarse; sin embargo, es un referente en lo que concierne a la comida, la cocina y los alimentos en el séptimo arte.

“O cinema novo” (…) excitó los temas del hambre: personajes comiendo tierra, personajes comiendo raíces, personajes matando para comer, personajes huyendo para comer, personajes sucios, feos, descarnados, viviendo en casas sucias, feas, oscuras ( ).

En este sentido, es fácil detectar el enfoque que cada cineasta pretenda dar a la comida en su filmografía y en México hay diversos casos dignos de tomar en consideración para develar una buena parte de la cocina nacional en el cine mexicano.

COMO AGUA PARA CHOCOLATE

Para centrarnos más en el objetivo de este ensayo, es preciso aterrizar en el filme más representativo de nuestra cinematografía, el único aparentemente en el que la cocina juega el papel primordial, envuelto de una pasión ahogada y denostada por las tradiciones: Como agua para chocolate.

La cinta, dirigida por Alfonso Arau, está basada en la novela homónima de Laura Esquivel, cuyo título juega con los significados y las referencias populares.

El argumento nos cuenta una historia de amor y GASTRONOMÍA, que tiene lugar a principio del siglo XX en nuestro país, cuando un par de jóvenes locamente enamorados, Tita (Lumi Cavazos) y Pedro (Marco Leonardi), tienen que renunciar a su amor porque Mamá Elena (Regina Torne) decide que Tita, por ser la menor de sus hijas, debe quedarse soltera para cuidarla en su vejez, una tradición recurrente en las familias de aquellos años.

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