Mercados en Mérida funcionan como bodegas de ambulantes

Veteranos locatarios abandonan sus puestos para hacer del comercio informal su actividad y aprovechan a los centros de abasto para resguardar su producto.

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El mercado de San Benito sigue sin registrar gran afluencia de consumidores. (Daniel Sandoval/SIPSE)
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Milenio Novedades/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.-  Antaño principales centros de abasto, los mercados de la capital yucateca se han convertido en bodegas, pues sus veteranos locatarios optaron por la venta ambulante y dejaron sus locales como sitios de resguardo de sus productos.

Aunque muchos locatarios siguen vigentes, en el último año otros han desaparecido de sus lugares asignados por el Ayuntamiento, colocándose en las afueras de los mercados con todo su producto estibado. Este fenómeno es visible en las dos centrales de abasto más importantes de la ciudad: Lucas de Gálvez y San Benito, y en otros fuera del centro, como el del Fraccionamiento Mulsay.

Según los entrevistados, la principal razón del éxodo de locatarios a las calles es acaparar la atención de los clientes desde el primer momento, cuando se asoman por las entradas principales de los mercados, propiciando la competitividad interna entre los comerciantes.

Chatarreros, productores de calzado, artesanos y las “marchantas” son los principales giros que empiezan a desaparecer del entorno urbano, ya sea por la facilidad de cargar su producto o por la gran demanda que se tiene.

Tan solo en la zona remodelada del Lucas de Gálvez hay nueve mesetas sin uso, mientras que en la calle hay más de 10 establecimientos pegados a la pared del pasillo que conecta con el San Benito.

Los locatarios que permanecen son, en su mayoría, herederos de un oficio del abuelo o del bisabuelo, ya sea por fallecimiento del primer propietario o porque el concesionario ya tiene cierta edad su salud no le permite trabajar o cumplir con ciertas diligencias del negocio. Es decir, ha sido un permiso que se ha cambiado de nombre por generaciones, perteneciendo a una sola familia.

Mercados 'vacíos'

Los espacios con cortina de metal son usados como bodega por el mismo propietario o se ofrecen en renta, sin autorización del Ayuntamiento. 

No es todo, la imagen de ambas centrales de abasto se deteriora de forma constante en sus interiores porque la gente ya no suele entrar al corazón de los inmuebles, ya que consiguen todo en las afueras.

A diferencia de años anteriores, donde se veían repletos de gente los pasillos interiores, hoy en día se vaciaron, siendo usados sólo como cruce directo a las calles aledañas o para llegar al paradero del autobús.

Esto afecta gravemente a los locatarios que respetan su espacio y hacen uso adecuado de las instalaciones, debido a que la gente, cuando ingresa al lugar, ya tiene su producto en la mano, condicionándolos a bajar sus precios, y si lo mantienen, los ambulantes bajan su precio con el afán de que vender más. Es decir, siempre salen perdiendo.

Por cada 10 locales, tres son usados como bodega, informan comerciantes dentro del mercado, los cuales fueron agrandados por trabajo de remodelación del mismo dueño en los últimos seis meses.

“Es injusto, nosotros acomodamos y ajustamos a nuestro pequeño espacio que llevamos rentando por más de 40 años. Ellos llegan y en menos de dos años ya tienen un proyecto de remodelación autorizado por el Ayuntamiento, y luego, para que no metan más producto, sino para usarlo como bodega”, indican. 

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