'Vayan juntando el huano bendito para el Miércoles de Ceniza'

Recomienda el Pbro. Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán.

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La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo. (Foto cortesía)
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William Sierra/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- A unas horas que termine el Carnaval 2017, la recomendación entre los fieles católicos es que vayan juntando el huano bendito (palma) que tienen en su casa y lo lleven a su parroquia o centro pastoral, para que ahí se haga oración, se queme y utilice mañana, para el Miércoles de Ceniza, dijo el Pbro. Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán.

También recordó que para recibir la ceniza no hace falta estar confesado e incluso lo pueden recibir hasta los que no son católicos, pues es solo un signo, recordando de que venimos del polvo y en polvo nos vamos a volver, de que somos frágiles, y algún día tenemos que morir.

“El huano bendito del Domingo de Ramos del año anterior podemos llevarlos a la parroquia más cercana. La Arquidiócesis de Yucatán ha preparado un material que se llama quema de huano en los centros pastorales. Lo ideal es que cada quien vaya al que le corresponda, se ore y posteriormente se quema”, señaló.

Cada centro pastoral designa la fecha para esa labor, aunque por lo general, dijo, es más o menos una semana antes del Miércoles de Ceniza.

“De la quema de la palma bendita sale la ceniza que el Miércoles de Ceniza se va a bendecir y instruir”, señaló y sugirió que se comience averiguar los horarios de misa para ese día.

“Cabe recordar que el Miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia”, agregó.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza, que es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. 

Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también la usaban como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

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