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Mi rendez vouz con la literatura se ubica a mediados de los años 70 en el puerto de Mazatlán, cuando el teniente Jesús Navarro González, jefe del Detall en el guardacostas “Ponciano Arriaga”, nos exhortaba a escribir a las embajadas para solicitarles información de sus países; varias contestaban enviándonos libros que hacían más llevaderos esos días en que sólo el mar y el cielo eran nuestros compañeros al navegar por el apacible Mar de Cortés.

Luego vendrían las revistas Impacto, Siempre y Proceso, que devorábamos, a veces, en un fin de semana, y después llegaría la invitación al Círculo de Lectores; de los primeros ejemplares recuerdo Un saco de canicas, de Joseph Joffo, y Cien años de soledad, cuando, creo, pocos pensaban que sería el gran éxito de Gabriel García Márquez.

Desde entonces, al arribar a puerto se volvió una grata obligación visitar las librerías para avituallarnos de buena literatura. Así llegó a mis manos Los Arquitectos, de Joseph Fort Newton, que cambiaría mi vida en muchos sentidos y afianzó mi gusto por la palabra escrita, que se acrecentó al cursar la carrera de Periodismo, con la inolvidable maestra Matilde Kalfon (+) y mi admirado Joaquín Tamayo.

Por eso y por mucho más, participar en la cobertura de Grupo SIPSE en la sexta edición de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán es realizar una placentera travesía entre escritores (consagrados y noveles), libreros y amantes de las letras, en esta gran fiesta de la palabra escrita y hablada, que además nos ha permitido conocer al vendedor de libros en canasta, tener en el pulgar una Biblia pequeñita, recordar aquellos libros de texto gratuitos que utilizamos en la Primaria, y de pilón llevarnos a casa pedazos de historia por unos cuantos pesos.

Como bien se dijo en el editorial del 11° aniversario de Milenio Novedades (IV-III-XVII), “disfrutar de la palabra escrita en papel es un gusto que perdura”, y si los periódicos “no han fechado su caducidad”, mucho menos los libros.

Así que seguiremos navegando entre las letras...

Anexo "1"

Pescando perlas en la Filey

En la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2017, hay una interesante exposición fotográfica de Barry Domínguez sobre la vida cotidiana de Juan García Ponce, considerado el escritor yucateco más prolífico. El propio García Ponce hace la presentación de esa serie de imágenes en blanco y negro, de las que dice: "... me revelan mi propio mundo separándome de él y simultáneamente haciéndolo real, no en su conjunto sino en la particularidad de cada objeto..."

Y también encontré en la entrada oeste del Centro de Convenciones, donde se realiza la Filey, el busto del pintor yucateco y estudioso de la heráldica, Rolando Arjona Amabilis, creador del escudo de armas de Sinaloa, en 1958. El escudo tiene forma oval, que es una estilización de la pitahaya, fruta que crece en zonas semidesérticas de México, como Yucatán.
¿Qué les parece?

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