El sentir de muchos ciudadanos con los que he conversado en estos días sobre Quintana Roo y su tema de movilidad es de impotencia al ver hechos tan fuera de control como es el caso del uso de la plataforma Uber y los sindicatos de transporte público, que a estas alturas ya ha costado vidas. Desde hace meses han crecido los sentimientos de rechazo y odio hacía los conductores que brindan ese servicio y que usan la plataforma como un medio para trabajar, no sólo tienen miedo y son perseguidos, son los malos del cuento.

El asunto es que no solo queda contra ellos, sino que también los ciudadanos padecen los estragos ante la falta de voluntad por arreglar esta situación en el destino turístico más importante de México, y reafirmo: más importante, porque así se grita a los cuatro vientos en todos los lugares que somos una referencia turística mundial, pues no olvidemos que Cancún y Riviera Maya son puertas de crecimiento. Cerraron en 2016 con cifras históricas al alcanzar una ocupación hotelera por encima de los 80 puntos, una afluencia de turistas de más de 4 millones y una derrama económica por cuatro mil 326.3 millones de dólares, incluyendo tarifas aéreas, hospedaje y servicios complementarios que el huésped consume en el destino.

No solo los choferes de Uber son acosados, sino los ciudadanos también porque hay historias de terror como la de hace unos días en la zona continental de Isla Mujeres, donde es posible que te confundan y sí te pasa, tampoco pasa nada. En pleno siglo de tecnología es inaudito que ocurran cosas como estas, es terrible que no se logre determinar qué se va hacer o sí llevan meses tratando de arreglarlo, pues ya se tardaron. Los ciudadanos tenemos el derecho de elegir el servicio que deseamos pagar, no el que nos quieran imponer. Es importante diversificar los negocios y no concentrarlos en unos cuantos, por eso existe la libre competencia, por eso hay leyes y autoridades que las regulan y aplican, sino cada quién haría lo que quisiera.

Ojalá que sea un tema de la legislatura actual antes de que concluyan las sesiones, ojalá se busque negociar y generar lo más benéfico para toda la población. Las redes sociales hoy en día tienen un alcance extraordinario y lo único que hacemos es transmitir violencia e inseguridad, afectando la imagen de Quintana Roo ante el mundo. Es urgente no hacer telenovelas de estas historias, sino de fondo buscar la manera de aportar y evitar que se dañe más la imagen de la que muchos vivimos turísticamente. Mientras unos presentan campañas como la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos para contribuir con el destino, otros hechos nos violentan y nos duelen como las persecuciones y la cantidad de ejecutados.

Somos más los que queremos paz y que tenemos amor por nuestra casa, nuestro Cancún.