Carta al PRD

Agustín Basave, como dirigente del partido, debe enfrentar con ética la agresión física y moral contra los compañeros de lucha.

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Prueba de congruencia para el dirigente del Partido de la Revolución Democrática, Agustín Basave, es la carta de los abajo firmantes:

El 11 de noviembre fueron brutalmente golpeados tres integrantes del movimiento homosexual en el contexto de la reunión convocada por la Dirección General de Igualdad y Diversidad Social del Gobierno del Distrito Federal. Ojo: golpeadores a la orden de Diana Sánchez Barrios, ni más ni menos que subsecretaria de la Secretaría de la Diversidad Sexual del mismísimo PRD. De no creerse.

La agresión a los compañeros -con denuncia por delante muestran heridas y hematomas- fue en presencia de la señora subsecretaria que dice defender los derechos de las minorías sexuales. ¿Cómo no indignarse? Es para, mínimo, exigir la renuncia de Diana...

Dice la carta: “No se trató de una simple disputa por motivos personales, sino de una forma de amedrentamiento hacia el activismo y el trabajo que realizan en pro de los derechos de las personas transexuales y transgénero”. ¿Dónde está el compromiso del PRD con los derechos homosexuales?

Concluyen: “Nos resulta inexcusable que una dirigente del partido que (dice) más ha defendido la causa de la diversidad sexual, que se ostenta como defensora de los derechos de las personas transgénero y transexuales, que dice combatir todo tipo de discriminación hacia ese colectivo y que aspira a representar políticamente a dicho colectivo, recurra a métodos tan deleznables como el uso de la violencia física para amedrentar, humillar y anular a las personas por el solo hecho de no alinearse a su grupo”.

Si traer guaruras para actos de diversidad sexual es demasiado, utilizarlos contra los que dicen defender es inaudito. Esto no había pasado en décadas. Antonio Medina, secretario de la Diversidad Sexual donde trabaja la tal Diana Sánchez, no debería estar mudo. ¿O sí? Digo...

Y Agustín Basave, como dirigente del PRD, debe enfrentar con ética semejante agresión física y moral contra los compañeros de lucha. Es inadmisible que sean los golpes una respuesta a la crítica de lo realizado por la dizque Secretaría de la Diversidad Sexual. Sin debate e ideas, la política se hunde. Mejor que se hundan Diana Sánchez y sus seguidores, si los tiene. Que la investigue el PRD y actúe en consecuencia.

La carta hace responsable a Diana Sánchez Barrios de cualquier represalia posterior a esta denuncia. Punto final.

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