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A escasos días de que se aplique la evaluación docente por la permanencia, los maestros se enfrentan a la encrucijada de presentar o no dicho examen. Por un lado, el secretario de Educación Pública los amenaza diciéndoles que “la evaluación del desempeño ya empezó y acabará en noviembre como lo establece el Servicio Profesional Docente” y “quien no la presente se atendrá a lo que marca el marco legal vigente.

Habrá reforma educativa hasta el último minuto por mandato constitucional”; sin embargo, el presidente electo y la mayoría calificada de su partido y aliados políticos que lo respaldan hacen y dicen de todo para derogar la reforma educativa.

Sorprendentemente, el SNTE, que impulsó decididamente la reforma educativa, hoy les ofrece la posposición, cancelación o aplazamiento de la reforma “si solicitan por escrito la decidida y oportuna intervención” de su líder nacional. ¿Por qué se habrá cambiado tan rápidamente de camiseta?

Con estas encontradas posiciones, a los maestros no les queda otra que apostar por lo que consideren más razonable, de esta manera analizan que: en caso de abrogarse la Lgspe, la gran mayoría de los docentes resultarían beneficiados incluso los cesados en las etapas anteriores; a otros, en caso de salir destacados, quién les pagaría su estímulo ganado. El escenario sería azaroso.

En caso contrario, de mantenerse el Servicio Profesional Docente sin ninguna modificación y continuar aplicándose en los mismos términos como hasta hoy, los que incumplan con la obligación de ser evaluados verán terminados los efectos del nombramiento. Siendo así, urgiría la abrogación de la reforma.

Este sería el peor de los escenarios, pues tendrían que cambiar de función o se incorporarían a los programas de retiro que marca la ley.

Hasta hoy flotan en el aire muchas dudas y el incumplimiento de la autoridad a casos como el pago del estímulo K1 ofrecido a quienes salieran como “destacados”, la asignación transparente de plazas y horas de secundaria a los que salieron como “buenos”; en Yucatán, estos pendientes han llegado incluso al Congreso local, donde los diputados hicieron un exhorto a los nuevos funcionarios de la Segey para solucionar estas demandas de los maestros.

La tensión e incertidumbre están presentes entre los maestros. El Servicio Profesional Docente es ansiedad, angustia y desesperación para el magisterio.

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