|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Es muy importante y no tan sencillo preguntarnos y contestarnos sin prisa y con honestidad: “¿Realmente me acepto a mi mism@?”, “¿disfruto ser quien soy?”, “¿me satisface y le encuentro sentido a lo que soy?”. Existen señales o síntomas confiables de la verdad respecto a las respuestas a dichas preguntas porque se manifiestan en nuestra vida diaria.

Es evidente cuando nos aceptamos felices sinceramente. Gozamos de buenas compañías y de sinceras, leales y generosas amistades. Si alguien nos critica o no nos quiere, no guardamos resentimientos al pensar que esa persona criticona y malhumorada está pasando por algún problema personal; sentimos pena por ella y no enojo. También al aceptarnos nos acercamos a los demás con facilidad porque tenemos confianza en que seremos aceptados. Igualmente disfrutamos de los momentos de soledad.

La aceptación de uno mism@ nos lleva a ser y conducirnos con nuestro verdadero “yo”. Seremos reales y libres de “!ser yo!” en el presente, ya que quien fui ayer es historia y al que seré mañana ni yo lo conozco. La única realidad y verdad es quien SOY ahora. Con la aceptación de mí mism@ viene el poder reírme de mí. También el sentido del humor, porque me reconozco como un ser humano falible, frágil y limitad@. Se está dispuest@ a ser amad@ y halagad@, así que podremos aceptar amor de los demás con gratitud y amabilidad. En una palabra, nos sentimos comod@s con quienes compartimos.

Podemos reconocer y satisfacer nuestras propias necesidades físicas, emocionales, intelectuales, sociales y espirituales, reconociendo que somos interdependientes. Así, podemos respetar y reconocer las necesidades del otro y tenderle la mano cuando nos sea posible y, si no lo es en algunos casos, decir NO sin culpas ni remordimientos porque establecemos un buen contacto con la realidad, disfrutando y comprometidos con la vida tal cual es y como es en sus diferentes momentos.

Los sentimientos positivos hacia alguien son signos de seguridad, de confianza, de libertad respecto a él/ella… Ante esa persona se pueden expresar los pensamientos propios, no hay necesidad de defenderse, de enmascararse, de enrocarse… Los sentimientos negativos, en cambio, son señal de que no funciona bien la relación con alguien o con algo. Resulta necesaria, por tanto, una aclaración para no tener que estar incómodos, cohibidos, escondidos detrás de una máscara.

Pensemos, reflexionemos y construyámonos!
¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton