|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Los sentimientos y emociones están presentes en nosotros continuamente. La pregunta es: ¿somos conscientes de ello? Muchas personas no se permiten tomar en cuenta lo que pasa en su mundo emotivo, se guardan sus sentimientos y emociones, pero éstos no desaparecen, ya que siempre, de forma indirecta, afectan actitudes y comportamiento.

En toda interrelación hay un contenido, que tiene una resonancia afectiva en nosotras las personas. Es indispensable darnos cuenta de tal resonancia si queremos escuchar activamente al otro y entablar una relación significativa. Una de las condiciones para desarrollar sensibilidad hacia los sentimientos ajenos es la capacidad de “gobernar” adecuadamente la propia emotividad. Captar los sentimientos del otro es el primer paso para la actitud empática que lleva a sumergirse en el mundo subjetivo de las otras personas, participando en sus experiencias con toda la profundidad de lo que expresa verbalmente y no verbalmente para luego poder transmitirle comprensión y no perderse en uno mismo.

Tiene que ser de un modo personal y consciente el hecho de situarse frente al otro, para lo cual es vital haber pasado por un proceso de crecimiento y toma de consciencia de los propios sentimientos y no entrar en reacciones que lastimen. Nunca podremos mantener relaciones interpersonales duraderas mientras no sepamos aceptar nuestros diversos sentimientos y emociones. Tomar en cuenta que para expresar amor también se requiere ser capaces de reconocer otros sentimientos y emociones (miedo, dolor, rabia, etc.). Ahora bien, ¿cómo puedo expresarlos? Yo creo que si presto atención a mis estados de ánimo puedo evaluar y encauzar dichas emociones y sentimientos personales de una manera asertiva con respeto a mí y a la otra persona, hablar honestamente en primera persona, sin “echar culpas”, de manera directa (sin darle vueltas) y actuar oportunamente, ya que, a veces, es mejor esperar y otras puede ser en el momento. Solo así se es capaz de encauzar la situación para bien propio y del otro sin arrebatos y violencia.

Entre los personajes que han hecho bien a la humanidad, tenemos ejemplos como Luther King, Ghandi y otros a quienes el coraje por las injusticias les dio fuerzas para accionar con inteligencia logrando el bien común. A esto le llamo la riqueza de emociones y sentimientos, ya que, encauzando sus fuerzas, podemos hacer realidad lo que parecía imposible en el empeño de vivir mejor, en libertad y justicia.

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton