El karate, en sus diferentes versiones, contiene técnicas de autodefensa, respiración, desarrollo de la fuerza y velocidad, enseña a defenderse contra uno o más adversarios y todo esto está enmarcado en las secuencias conocidas como katas.

Kata significa forma establecida. En Okinawa, y después de su introducción en Japón hasta los años 30, el karate estaba formado solo por katas. Masatomo Takagi, que en entonces era el director y gestor de la JKA, al ser cuestionado sobre si era duro el entrenamiento, dijo que no mucho, ya que en ese entonces solo se practicaban katas. Fue hasta finales de los años 50 cuando se introdujo el kumite (combate).

En síntesis, kata es la forma estilizada de un combate contra varios adversarios imaginarios, no solo existen en el karate y otros artes del Budo, también están presentes en todas las formas tradicionales del Japón.

Aunque en occidente suelen llamárseles las katas, el término correcto para los japoneses son los katas y sirven para trasmitir el karate de generación en generación. Son los libros de texto del karate.

El kata desarrolla el dominio de la técnica y ante todo, de la postura interna, respiración, calma, tranquilidad, seguridad, decisión, espíritu de lucha y ritmo. Además, resultan idóneos para entrenar todo el cuerpo ya que todas las técnicas del karate aparecen ahí siguiendo un orden exacto. Con el estudio de los katas mejora la coordinación, concentración y respiración.

En los diferentes estilos de karate se practican 50 katas, algunos se han ido trasmitiendo durante siglos, otros son más recientes. Cada técnica y movimiento debe hacerse comprendiendo su significado, de ahí la importancia de entrenar su aplicación con un compañero.

En Japón se dice que aprender la aplicación de una técnica es la única manera de darle vida, kata también supone combate.

La realización consciente de un kata hace referencia a la ejecución clara de cada técnica, viendo de manera consciente al adversario, dicha concentración y atención se denomina en Japón como Zanshin.