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Siguiendo con el tema del agua, si bien en el Estado contamos con una fuente de abastecimiento amplia y suficiente, lo cierto es que no procuramos que su distribución a todos los hogares se haga en condiciones de seguridad, ya que el agua potable debe ser apta para el consumo humano, es decir, que haya pasado por un proceso de purificación que permita su consumo sin restricción alguna y que tampoco represente riesgo para la salud de la población que la utilice.

Se conoce como agua potable al agua dulce que, tras ser sometida a un proceso de potabilización, se convierte en líquido para beber, quedando lista para el consumo humano como consecuencia del valor equilibrado y seguro de sus componentes; es decir, es un agua que puede ser consumida sin ningún tipo de restricciones.

Cuando el agua no se potabiliza adecuadamente puede ser portadora de virus, de bacterias, de substancias tóxicas, de compuestos químicos y elementos radiactivos, entre otros, todos perjudiciales para la salud de quienes la consuman.

Para que el agua pueda ser utilizada sin ningún tipo de restricción siempre es y será necesario someterla a un proceso de purificación, el cual debe asegurar quitar, remover y eliminar la presencia de cualquier tipo de elemento tóxico, convirtiéndola en segura para su consumo sin limitaciones. El proceso de potabilización deberá tener como referente obligado un análisis fisicoquímico y bacteriológico del líquido a potabilizar, para poder elegir la mejor técnica.

Las sustancias más peligrosas que se deben eliminar para que un agua sea potable son el arsénico, el cadmio, el zinc, el cromo, los nitratos y nitritos, las sales; la no potabilidad del agua se da como consecuencia de la presencia de estos elementos y de bacterias, virus, y una amplia gama de sales minerales en partículas o disueltas, así como productos tóxicos disueltos o en suspensión.

La ingesta de agua que en realidad no es potable puede provocar importantes problemas de salud a quienes la consumen en casos como muchos de nuestro Estado, en los que el líquido se extrae de pozos de abastecimiento y se surte sin la correcta eliminación de sustancias insalubres. Es por ello necesario proteger nuestro acuífero y aplicar una real y segura potabilización.

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