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Através de tu jardín puedes entrar en contacto con el mundo, entender la biodiversidad y el respeto por las formas de vida diferentes. Las plantas nos enseñan muchas lecciones si queremos observarlas y aprender. Lo primero que aprendemos al observar nuestro jardín es la aceptación, las plantas son lo que son y tienen necesidades claras y específicas. Verlas crecer es aprender a respetar las diferencias y a admirar los milagros cotidianos.

Trabajar en un huerto te hace además entender la responsabilidad y la creatividad. Comer de las plantas que viste crecer y que cuidaste es una diferente forma de nutrirte. Es un respeto al medio ambiente y a ti mismo.

Plantar y cultivar un jardín es como crear nuestra propia vida. Empiezas trabajando la tierra para que esté lista, la limpias y verificas que haya los nutrientes necesarios. Si balanceas tu jardín y tu vida puedes lograr cosas hermosas y equilibrio en ambos. Cuando en un bosque o en un ecosistema uno de los árboles o plantas detectan que otro está enfermo, comparten sus nutrientes para permitirle recuperarse. Ellos entienden que todos somos parte de un mismo sistema y de una misma vida. Todos estamos conectados de una manera casi secreta, y lograr el beneficio de uno permite el florecimiento de los demás. Solo al unirnos crecemos.

En el jardín de la vida, dice Tobacco Brown , pasa lo que con la mariposa y la oruga. Este esfuerzo de convertirse en crisálida y transformarse, esta penosa lucha por liberarse del capullo, le da a la mariposa la fuerza para poder volar. Los jardines están llenos de esta energía de transformación, los jardines son como un espejo de nuestras almas, y si sabemos apreciar lo que nos ha sido dado, si sabemos respetar a la naturaleza y lograr un equilibrio, veremos la recompensa en la belleza que nos rodea y en una nueva forma de ver la vida, más simple, más natural, llena de aceptación.

Hay que cultivar tu jardín para dar, para compartir, plantar en nuestro jardín y en nuestra vida las semillas del futuro.

Tobacco Brown se dedica a hacer jardines, pero no solo basándose en la belleza de las plantas, su intención real es crear conciencia que permita comunidades más sanas y relaciones familiares más fuertes. El arte es para ella una herramienta para lograr una salud interior que viene no solo de observar la belleza sino de hacerla nuestra.

Nuestras ciudades están creciendo de manera descontrolada, con el único objetivo de obtener un beneficio económico, esto nos está llevando a ciudades cada vez más calientes y a casas cada vez más pequeñas que no respetan el espacio básico necesario para convivir en armonía, pero que además no tienen áreas verdes cercanas en las cuales poder descansar o hacer ejercicio. Esto lleva a una juventud y una vida cada vez más sedentarias y cada vez más alejadas de la naturaleza. Debemos buscar que se hagan áreas verdes en nuestra ciudad, porque así como en el bosque, si una sección de nuestra ciudad está enferma, seca y gris, toda nuestra ciudad lo estará.

Los fraccionamientos deben contemplar áreas verdes, y no podemos pensar que el municipio se hará cargo de ellos, nosotros como comunidad debemos entender su importancia y hacernos cargo de su cuidado. Porque el movimiento de energía es recíproco, nosotros lo diseñamos, plantamos y regamos, y las áreas verdes nos dan a cambio sombra, frescura y un lugar en donde recuperar nuestra conexión con la Tierra y la naturaleza. Nos regresan serenidad y salud a cambio de cuidados. Como la mariposa para poder volar en una vida más sana, necesitamos pasar por el trabajo y la dedicación que requieren cuidar nuestras áreas verdes, pero es un trabajo que vale la pena realizar. 

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