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¿Sabían ustedes, amables lectores(as), que el consumo excesivo de alcohol –vulgus, a lo “bestia”- está ligado con accidentes de tránsito y que México se encuentra en el “top ten” al ocupar el séptimo lugar a escala mundial en muertes por siniestros viales?

Sólo en México, de acuerdo con estadísticas muy conservadoras, los fines de semana nocturnos -jueves, viernes y sábados- se movilizan alrededor de 200 mil personas bajo la influencia del alcohol y por este motivo mueren al año 24 mil personas en accidentes automovilísticos, aunque también provocan un número similar de cadáveres que, en vida, no tenían vela en el entierro. O sea, fueron víctimas de la estupidez e imprudencia de los tripulantes en estado etílico.

En Yucatán no se cantan mal las rancheras. El experto en Vialidad René Flores Ayora, siempre preocupado por este tipo de situaciones, ha vertido sus más recientes estadísticas. Esta temporada vacacional en Yucatán resultó la más mortal por siniestros viales en los últimos diez años con 45 personas fallecidas, aunque tuvo que añadirle el número 46 del chavito que falleció el martes por la noche en Tizimín al ser arrollado por un sujeto de 25 años que estaba hasta las chanclas de borracho.
De tal forma, las estadísticas de Flores Ayora son las siguientes: 17 motociclistas; 4 ciclistas; 15 viajeros/acompañantes; 4 conductores y 6 peatones (incluyendo al niño de Tizimín) y sólo en esta temporada vacacional, a la cual todavía le faltan algunos días.

Todos estos datos representan el 30 por ciento de muertos desde el 1 de enero hasta el martes 28 de agosto, un aproximado de 155 fiambres por siniestros de tránsito en Yucatán, siendo muy conservadores, más los que se acumulen, desgraciadamente, en las siguientes horas.

Y la Secretaría de Seguridad Pública solo indica 16 muertos. Algo no está coincidiendo o, de plano, se ignora al momento de registrar las cifras.

Los datos del experto en Vialidad son contundentes: en la temporada de verano 2017 hubo 28 muertos por siniestros de tránsito y en la de 2018 ya hay 45 cadáveres.
PRIMERA CAIDA.- Lejos de los fríos números, ¿cuántas de estas muertes, como la del niño en Tizimín, son provocadas exclusivamente por la ingesta desmedida de trago barato o caro que para el caso es lo mismo?

SEGUNDA CAIDA.- ¿Qué se necesitará para impedir que los irresponsables adoradores de Baco no monten sus naves y se conviertan en potenciales jinetes de la muerte? ¿Multas altas, cárcel en caliente; dejarlos a su suerte para ser linchados?

TERCERA CAIDA.- Una vez más se presenta la tríada, citando a René Flores: velocidad, alcohol e imprudencia. Lamentable.

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